Menú
Buona sera . Mi nombre es Giuseppe Salvatore. Lamento infinito irrumpir de esta manera en la columna del signore Quirantes, pero no puedo esperar a que el director de este giornale me conceda una entrevista espontánea.

Acabo de llegar a este bello país, donde la Sociedad General de Autores y Editores labora intensamente en pro de los autores y sus derechos, y no comprendo por qué tanta gente les odia. Son una asociación de gente abnegada y trabajadora, que no tiene otro anhelo que asegurar el pan de Alejandro... es decir, de todos los cantantes. Cobran la parte de los autores y les asigna lo que les corresponde. Claro, se quedan una pequeña comisión en atención a los servicios prestados. ¿ Ma qué hay de malo en ello?

Ya me han contado la historia del dúo Gomaespuma, y de cómo la SGAE les cobró derechos de autor por una obra benéfica hecha por ellos mismos. Lamento infinito que se hayan molestado, pero si ponemos unas reglas hay que cumplirlas para todos. Si la SGAE tiene la atribución de cobrar los derechos y después repartirlos, no puede entretenerse en insignificancias como comprobar si una obra se ha hecho con fines benéficos. ¿Y qué si cobran derechos de una obra de teatro de barrio? Hoy perdonamos a ese pequeño autor que escribe para la parroquia, y mañana alguien podría pensar en cobrar sus derechos por su cuenta. En este negocio es aconsejable contar con la protección de profesionales, ¿ capische ?

La SGAE defiende a grandes y pequeños. Fíjense en los chicos de Operación Triunfo. Ganan ya un cinco por ciento de todos los discos que venden. Imagínense que nosotros no los contentásemos haciéndoles ver que se están ganando el pan con su esfuerzo. Si les detallásemos todos los entresijos del negocio discográfico, acabarían pensando que ganan poco. Y las discográficas, los publicistas, los estudios de grabación y los intermediarios tendrían que perder parte del 95 por ciento restante.

¿Quieren que los autores se conviertan en aves de rapiña, codiciosos y carroñeros? ¿Quieren que aprendan a exigir una parte más grande del pastel? ¿Quieren que Rosa deje de pensar que es una privilegiada porque ganará sesenta céntimos de euro por disco? Vamos, es que aún va a creer que nos hace un favor. Encima que la sacamos del pueblo, la pulimos, la hacemos famosa y la mandamos a Estonia gratis, nos va a venir exigiendo. Porca miseria .

Por eso el director de la SGAE no entrega las cuentas ni al tribunal. Se arriesga a ir a la cárcel, pero no le importa. Todo lo hace por el bien de los autores, para que no sufran ni se hagan mala sangre. Cuánta razón tiene Hevia cuando acusa a la piratería de quitarle el pan de la boca. Bueno, el cinco por ciento del pan.

Algunos demagogos les dirán que si las discográficas no inflasen tanto los precios, los discos se venderían más y la piratería desaparecería. Que no les engañen. Los piratas son los culpables de la piratería, ya que venden a tres euros discos que en el mercado legal cuestan doce. Buscan desprestigiar el mercado discográfico vendiendo con beneficios a precios bajos. Y eso es competencia desleal.

Es injusto lo que están haciendo con la pobre SGAE. Tienen derecho a cobrar un canon por las cintas vírgenes. Y ahora, gracias a un tribunal, por los CD. Incluso los CD de grabación de datos, lo cual es lógico. ¿O es que los archivos musicales no son datos digitales? Los discos duros también deben pagar, y los disquetes, no vaya alguien a traficar con mp3. En mi opinión, deberían cobrar cánones por los folios –donde se pueden apuntar las letras de las canciones–, por los bolígrafos –no vaya nadie a escribir una obra de teatro sin que nos enteremos–, e incluso habría que considerar un canon por respirar, ¿o acaso silbar una canción sin pagar no debería estar prohibido?

Por supuesto que los autores se llevarán una parte. No les diré cuánto, porque eso son detalles sin importancia. Pero dejen que se ocupen de ello, y cada uno a lo suyo. Permitan que la SGAE cobre sus cánones, y no hagan caso a los que afirman que lo que hacen es exigir un diezmo. Se lo digo a ustedes como amigo, que por las buenas es mucho mejor. En nombre de la familia y del mío propio, les ruego que se metan en sus asuntos.

Me despido de ustedes hasta la próxima vez.. Y gracias al signore Quirantes por ofrecerme tan amablemente su espacio. Por cierto, me han dicho que saldrá del hospital mañana. No teman, sólo unos rasguños; nada que una buena oferta no pueda arreglar.



Arturo Quirantes edita la página Taller de Criptografía .

Temas

En Tecnociencia

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal