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Alberto Míguez

La imposible extradición

El actual ministro de Asuntos Exteriores del Perú, Diego García Sayán, es un jurista de prestigio (fue presidente de la Asociación Andina de juristas) y lo era mucho antes de meterse en política tras la caída del ex presidente Alberto Fujimori, alias “El Chino” (aunque sea de origen japonés: en Iberoamérica todo oriental es “chino”) y su huida o exilio a Japón en noviembre del año 2.000.

Precisamente por eso sabe mejor que nadie hasta qué punto la solicitud de extradición de Fujimori que muy pronto expedirá a los tribunales japoneses tiene poquísimas posibilidades de ser atendida, aunque solamente sea porque no hay tratado de extradición entre los dos países. E incluso si lo hubiera, sería imposible porque Japón rechaza cualquier petición de este tipo que afecte a sus ciudadanos. Y Alberto Fujimori es ciudadano japonés con todas sus ventajas y consecuencias.

García Sayán ha reconocido al menos que el proceso de extradición será muy lento, una forma de sugerir que es imposible. ¿Por qué, entonces, el Gobierno peruano se mete en esta camisa de once varas, sabiendo que no tendrá éxito?

Hay, por supuesto, explicaciones para todos los gustos, pero sin duda la más verosímil es que el presidente Alejandro Toledo y sus colaboradores desean mantener encendido el fuego del anti-fujimorismo como seña de identidad de un régimen que sufre día a día un deterioro imparable en su popularidad. Son ya pocos los peruanos que apoyan a Toledo como sucedía cuando el hoy presidente lanzó una rebelión cívica que condujo a la caída del “Chino”. La situación económica y social se ha degradado hasta niveles insoportables para muchos ciudadanos, la inseguridad aumentó y la corrupción de los políticos, una herencia del régimen de Fujimori, sigue discurriendo en un clima de impunidad e inmoralidad generalizadas.

Alberto Fujimori parece haberse convertido, pues, en el chivo expiatorio de un fracaso político anunciado. Mientras tanto, espera su revancha confortablemente instalado en el país de sus antepasados. En Perú, la gente tiene pésima memoria: Alan García, otro presidente que debió huir del país acusado de robo, estafa, apropiación indebida, corrupción y prevaricación, regresó de su escondite europeo para ser candidato a la presidencia frente a Toledo. ¡Y estuvo a punto de ganar! Fujimori no descarta que la historia se repita dentro de algunos años.

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