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Germán Yanke

Un balance esperanzador

Insisto siempre (porque, aunque es una obviedad, a menudo se olvida) que la mejor política de "pacificación" es la detención de criminales de ETA. Es, desde luego, la única que aumenta proporcionalmente las garantías y las libertades de los ciudadanos. Los terroristas deben ser puestos a disposición de los jueces para que sean juzgados y encarcelados, y los demás vivir tranquilos.

Así que, sin pausa, va funcionando la "pacificación". A las últimas detenciones (las de Vitoria primero, las del viernes en Francia de importantes terroristas), se suma un balance del año 2002 que supone un éxito para las Fuerzas de Seguridad (tanto españolas como francesas, en una colaboración cada día mejor) y un orgullo para los ciudadanos.

Los Cuerpos de Seguridad de ambos países detuvieron a pistoleros y colaboradores de ETA en un número superior al de los últimos siete años, desmantelaron "comandos" y grupos de apoyo y un elevado número de pisos con la consiguiente incautación de armamento y documentación. El remedio es ese, no que ETA esté fuera, sino que cada vez haya menos ETA hasta su total aniquilación. Ese año, además, la sociedad española y los políticos que la representan mayoritariamente han tomado conciencia definitiva que de la banda terrorista responde al concepto de una trama criminal en la que juegan sus papel tanto los pistoleros como sus colaboradores o servidores de todo orden, incluida Batasuna y sus organizaciones paralelas. Su suspensión por el juez Garzón y el proceso de ilegalización en el Supremo, lejos de suponer el caos que algunos profetizaban, ha hecho que disminuya el terrorismo callejero y que se persiga mejor a esta banda totalitaria.

No todo está resuelto, es evidente, y es mucho el daño que se puede seguir causando. El mayor, de todos modos, sería la insensatez de dejar de utilizar todos los recursos del Estado de Derecho para esta lucha contra el crimen y contra cualquier planteamiento totalitario. Hay asesinos y víctimas, esa es la verdad indubitable aunque un señorito atontado, como el ex ministro Pimentel, quiera ahora acusar al Gobierno de fomentar la existencia de dos bloques en el País Vasco. Hay dos bloques: asesinos (y sus colaboradores de todo tipo, y los que consienten que existan) y víctimas. El mérito de Pimentel es haberse ido, parece que no se da cuenta y se cree un tipo inteligente.

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