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Germán Yanke

Anasagasti es un fantoche

"A mi me lo ha dicho Anasagasti, aunque ya se sabe", me dijo una vez, con ese aire despectivo que utiliza cuando quiere, Xabier Arzalluz. Porque Anasagasti, en Sabin Etxea, sirve para eso, para contar cosas, rumores, bulos y maledicencias. Al presidente del PNV le encantan aunque, como se ve, en ocasiones pone los mensajes (y a menudo al mensajero) en cuarentena. Pero lo grave es que Anasagasti, como el PNV, han dejado ya a un lado el empeño, casi siempre fallido, de pergeñar algo parecido a un argumento para defender su política. Como lo que debería explicar es inexplicable (que el PNV quiera defender a ETA y sus secuaces y hacer con ellos el recorrido de la "soberanía"), se dedica ahora a relacionar a Libertad Digital con el CESID, algo que ya hicieron en su momento sus amigos etarras de Ardi Beltza –la revista que dibujaba dianas–. Entonces se trataba de cambiar la cúpula del PNV con unos comentarios, ahora de utilizar información que está a disposición de todo el mundo y que procede, además, de declaraciones que los propios dirigentes del PNV hicieron en su momento.

Lo más interesante no son sus mentiras, habituales, ni su desfachatez, propia de su indigencia intelectual, ni la deriva hacia el absurdo de un portavoz más odiado en el propio PNV que fuera de él. Lo más interesante es que Anasagasti y sus colegas del PNV, que antes se quejaban de que se les relacionara con ETA de cualquier modo, ahora se irritan cuando se dice que ya denunciaron lo que ETA estaba haciendo. No, ahora son sus amigos. Se comprende que se conviertan en sus enemigos los que, en cualquier sector de la vida ciudadana, quieran defender la libertad. El PNV sabe lo que quiere, que es la independencia totalitaria de la mano de ETA y Batasuna. Anasagasti no llega ni a eso, ha perdido la cabeza, va por libre haciendo méritos, dice tonterías y ahora, qué curioso, dibuja dianas. Es un fantoche, pero un fantoche peligroso.

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