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Federico Jiménez Losantos

Un horizonte de perros con Bono al fondo

Se mire por donde se mire, el grupo dirigente del PSOE está a merced del temporal que sus propios errores han provocado. No basta con cambiar a José Blanco, y mucho menos si le sustituye Carmen Chacón, para cambiar lo que es una línea estratégica radicalmente equivocada y no un simple problema de comunicación. Zapatero tiene que asumir que se ha equivocado y que o rectifica o lo rectifican, es decir, lo echan. El espectáculo de nervios desatados y autoritarismo agónico protagonizado por Caldera contra Cristina Alberdi ilustra mejor que cualquier argumento la imagen que el PSOE transmite a la sociedad. Que Caldera quiera echar del PSOE a Cristina Alberdi es como si Rafael Hernando quisiera echar del PP a Fraga: un disparate político y una ridiculez.

Lo malo del episodio crítico de Cristina Alberdi no es lo que dice sino que tiene razón en lo que dice. Lo malo no es que diga lo que dice el PP –que no es verdad- sino que dice en voz alta lo que dice en voz baja casi todo el partido y lo que piensa el votante normal de Madrid que ha seguido el culebrón de la crisis madrileña: Simancas no ha demostrado que haya ninguna trama inmobiliaria detrás de la defección de Tamayo; Zapatero no ha presentado las famosas pruebas que anunció a bombo y platillo sobre la implicación del PP en el naufragio de la investidura de Simancas; parece claro que el PSOE ha delinquido a tumba abierta para encontrar esa trama que no existía más que en la propaganda de la SER; y, en fin, como se ha comprobado repetidamente en los últimos tiempos, ni la gente oye tanto la SER como dice el EGM ni basta que la SER diga una cosa para que se convierta en realidad.

La realidad es que si pierde en Madrid –y está haciendo casi todo lo posible para que así sea- Zapatero va a frontar una situación muy delicada en su partido. Y si Maragall no gana holgadamente en Cataluña o incluso pierde y sólo puede formar gobierno concediéndole a Esquerra Republicana más de lo que le concedía a IU en Madrid, a Bono van a ir a buscarlo en procesión hasta Toledo para que se presente a las generales, aunque no sea como candidato presidencial. “Un horizonte de perros / ladra muy lejos del río” decía Lorca en un romance célebre. Pues bien: a la altura del Tajo, el perruno horizonte se acerca. Y esta vez no están Tamayo ni Balbás para impedir que Bono lo pase. Zapatero se lo está ganando a pulso. Y no se sabe qué situación es ahora más favorable para el PP. Prácticamente, todas.

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