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Juan Carlos Girauta

Manifestación-trampa y propaganda

El portavoz de ERC nos comunica que a la extraña manifestación de Barcelona contra la tregua de ETA y por el autogobierno está invitado “incluso el PP”. Que el partido cuyo líder ha conseguido que ETA se sitúe en el mapa subraye que a un acto en contra de su logro está invitado incluso uno de los dos partidos que pone los muertos es, cuando menos, sospechoso. ¿Tan difícil es comprender que si la tregua parcial ha sido históricamente defendida por Carod la manifestación no puede ser sincera? ¿Acaso se manifiesta contra sí mismo? En cuanto a Maragall, ¿nadie recuerda que no le ha hecho pagar ningún precio a ERC por mucho que venda como correctivo la devolución de la conselleria en cap? ¡Con castigos así, quién quiere premios! Por fin, la engañifa se descubre cuando el portavoz de CiU revela la verdadera intención del acto: que en campaña no se hable de terrorismo.
 
Se lleva mucho ahora decir que los que alzamos la voz contra la gran tomadura de pelo de Maragall y Carod crispamos el ambiente. Se ha convertido en un deporte señalar a ciertos medios, empresas y personas con el dedo. Salvo en el País Vasco, nunca en democracia se había llegado a estos extremos en el intento de neutralizar al discrepante. Y digo neutralizar por no decir más, a la vista de las declaraciones del diputado de ERC en el Parlamento de Cataluña Carles Bonet: “España está democráticamente enferma por una bacteria maligna que es el PP, en general, y José María Aznar en particular”. Hay sobrados motivos para que los militantes y simpatizantes del PP en Cataluña estén preocupados: es un representante del partido que se codea con ETA el que les llama bacterias. Y ya se sabe lo que se hace con las bacterias, ¿no? Lo de Bonet es pura lógica nazi. Lo primero es cosificar o animalizar al enemigo, al judío, al diferente, para que deje de ser percibido como un ser humano. La referencia específica a Aznar, una víctima del terrorismo, es espeluznante.
 
Pero lo que ha cuajado asombrosamente por vía de repetición es la indecente comparación de ETA con el PP. Se insiste en sus comunes intereses, en su retroalimentación. Otra eficaz vuelta de calcetín de los maestros de la propaganda. Los socialistas son únicos en esta disciplina; a golpe de consigna se culpabiliza en pocas horas a una parte de las víctimas poniéndolas al nivel de los verdugos. Es tan demencial que algunas voces inesperadas están haciendo pública su consternación por las consecuencias que puede desencadenar esta infamia. Así, la asociación E-cristians, ligada al ex conseller de CiU Miró i Ardèvol, ha insertado un loable anuncio en la prensa que advierte contra el peligro de la equiparación ETA-PP, una práctica a la que no sólo los miembros del tripartito, sino el cabeza de lista de CiU Duran i Lleida, se entrega con fruición todos los días. En esa manifestación-trampa hay interlocutores de ETA y aventajados discípulos de Goebbels. Con su pan se la coman.

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