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Alberto Acereda

Sadam sí ayudó a Al-Qaeda

La creciente manipulación que sobre los hechos en torno a Irak viene realizando sistemáticamente la izquierda antiamericana tiene su último ejemplo en las manipuladas informaciones que se han dado en torno al informe de la Comisión Nacional sobre los Ataques Terroristas en Estados Unidos, o sea, la Comisión del 11-S. A través de unas agencias de información cada vez más sectarias y dirigidas contra Bush y su gobierno (Associated Press, Reuters…), la práctica totalidad de los medios de comunicación mundial –y también españoles- insistían en que dicha Comisión había descartado la relación de Bin Laden con Sadam Husein. La editorial de El País “No fue Sadam” ejemplifica esa manipulación porque, además, olvida que tal Comisión tiene como objeto aclarar las circunstancias en torno al 11-S y hacer recomendaciones para proteger a EE.UU. de futuros ataques. Nada más y nada menos.
 
Pero al rebujo de la desinformación, han comparecido ya a toda prisa los socialistas Blanco y López Aguilar para exigirle al PP que pida perdón. Como dudamos que ni vocero ni diputado hayan leído en su integridad el informe completo de esa Comisión, aquí va el enlace al texto completo de tal informe. Se trata de un documento de doce páginas Staff Statement No. 15, “Visión del enemigo”, que se centra en la organización, historia y evolución de Al-Qaeda. Al particular de las conexiones Irak – Al-Qaeda se le dedican sólo unas pocas líneas. Por eso, hasta el mismo portavoz de la Comisión, Jonathan Stull, ha indicado que “el texto no cierra el libro de las conexiones entre Irak y Al-Qaeda”. Me permito traducirles textualmente a los intrépidos compañeros Blanco y López Aguilar lo que dicen esos párrafos y les adelanto ya que la Comisión sí confirma los lazos entre el Irak de Sadam y el terrorismo de Bin Laden y Al-Qaeda.
 
Con Al-Qaeda como su fundación, Bin Laden intentó construir un ejército islámico más amplio que también incluía grupos terroristas de Egipto, Libia, Argelia, Arabia Saudita y Omán, Tunez, Jordania, Irak, Líbano, Marruecos, Somalia y Eritrea. No todos los grupos de estos estados estuvieron de acuerdo en unirse, pero al menos uno de cada estado sí lo hizo. (p.3).
 
Es decir, que la Comisión reconoce que en el Irak de Sadam Husein hubo al menos un grupo terrrorista que formó parte de Al-Qaeda. Y sigue.
 
Bin Laden también exploró la posible cooperación con Irak durante su época en Sudán, a pesar de su oposición al régimen secular de Husein. Bin Laden había apoyado en el pasado a islamistas anti-sadamistas en el Kurdistán iraquí. Los sudaneses, para proteger sus propios lazos con Irak, persuadieron a Bin Laden para que cesara su apoyo y preparase contactos entre Irak y Al- Qaeda. Un alto oficial de la inteligencia iraquí hizo tres visitas a Sudán, reuniéndose finalmente con Bin Laden en 1994. Se dice que Bin Laden pidió espacio para establecer campos de entrenamiento, así como ayuda para obtener armas, pero Irak aparentemente nunca respondió (p.5).
 
O sea, que la comisión indica que sí hubo contactos entre Bin Laden e Irak. El silencio de Sadam Husein es sólo aparente pero nunca definitivo ni concluyente.
 
Ha habido informes que indican que hubo contactos entre Irak y Al-Qaeda una vez que Bin Laden había vuelto a Afganistán, pero no parece que resultaran en una relación de colaboración. Dos asociados de Bin Laden han negado inexorablemente que esos lazos existieran entre Al-Qaeda e Irak. Nosotros no tenemos evidencia creíble de que Irak y Al-Qaeda cooperaran en los ataques contra Estados Unidos. (p. 5).
 
De nuevo, la Comisión dice “no parece”, pero no lo niega absolutamente. Por tanto, se afirma que Irak y Al-Qaeda cooperaron, aunque no hay evidencias de que así fuera respecto al 11-S. Vale recordar, y esto es lo realmente importante, que ni Bush, ni Cheney, ni Blair, ni Aznar relacionaron jamás a Irak con la masacre del 11-S. Las hemerotecas no mienten y Libertad Digital ya ha dado cuenta de ello.
 
Aun así, resulta chocante que la Comisión valore el testimonio de dos terroristas colaboradores de Bin Laden por encima de los datos que de manera categórica y detallada planteó Stephen Hayes, el periodista del Weekly Standard, en su libro sobre las conexiones de Al-Qaeda y Sadam Husein. En cualquier caso, el objetivo de la manipulación de la verdad es desacreditar a la administración Bush y presentar al gobierno de Estados Unidos como el origen de todos los males del mundo.
 
A estas falsedades se agarra la izquierda antiamericana y el socialismo español de manipulación mediática. Nada de lo que dice este informe de la Comisión del 11-S contradice lo afirmado por el gabinete Bush y por el gobierno de Aznar. Poco de lo que las agencias cuentan tiene que ver con lo que la Comisión ha dicho, siempre provisionalmente, a la espera del informe definitivo. La partidista reacción del PSOE a este informe es sólo un adelanto del sectarismo y la farsa que poblará todo cuanto rodee también a la Comisión del 11-M: esa es la que más interesa ahora a los españoles y sobre la que no caben medias tintas ni mentiras, aunque sea sólo por respeto a los muertos. Estén atentos.

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