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Cristina Losada

Confusio al revés

No han dejado un país con las arcas vacías y las filas del paro llenas, ni una montaña de corrupción, ni un reguero de crímenes de Estado.

El otro día nos enteramos de que habíamos vivido, los últimos ocho años, en un país regido por leyes carcas y religiosas, y sometido a intolerables imposiciones morales. Fue una nueva sorpresa, pese a que ya se conocían, entonces, otros datos preocupantes sobre ese período: el estado era beligerantemente centralista; el gobierno, además de un déficit oculto, dejó déficit democrático; era ineficaz, mentiroso, autoritario y no dialogante; no defendió a las mujeres de la violencia machista; alentó el encarecimiento de la vivienda, causó la subida del precio del petróleo en el mercado mundial y provocó el mayor y más vil atentado terrorista de nuestra historia. Ahí es nada, pero aún no será todo sobre la España de Aznar –el hombre que sólo hablaba con su entrenador personal– según los revisionistas históricos del Partido Socialista.
 
Don Benito Pérez Galdós se inventó para sus Episodios Nacionales un personaje al que su mecenas apodó Confusio y que tenía como tarea, mejor dicho, como misión, enmendar la Historia de España para que fuera menos accidentada y sangrienta de lo que fue. Con visión genial, el hombre arregló el asunto haciendo fusilar a Fernando VII antes de que pudiera cargarse la Constitución de Cádiz. Eliminado Tigrekán pensó que nos ahorrábamos la mayor parte de las desdichas posteriores. Era, el del buen Confusio, un afán por mejorar una historia desgraciada. Al revés que el PSOE, que está haciendo la contrario.
 
Los socialistas quieren que la historia reciente sea lo más tenebrosa posible, y no desean borrar a Aznar del libreto de Clío, sino ponerlo de ogro que espante a los niños, es decir, a los ciudadanos, que son los destinatarios del cuento. Si ha habido un malvado feroz al frente del gobierno, todo lo bueno que ocurra después de él, se habrá conseguido en esforzada pugna con las tinieblas que dejó, mientras que todo lo malo que acaezca, tendrá en él su origen. Simple es el cuento, pero en la era de los mensajes por móvil, no hace falta mucho más. Y la verdad es que antes de los móviles tampoco. Y si el PP hace como que no tiene nada que ver con el "ogro", peor para él. Pues eso significa que da por ciertas la maldad del personaje y la fábula entera.
 
Aznar y su gobierno han cometido errores y han incumplido promesas, pero lo más terrible que le han dejado en herencia al PSOE es lo que no le han dejado. No han dejado un país con las arcas vacías y las filas del paro llenas, ni una montaña de corrupción, ni un reguero de crímenes de Estado. Tal agravio no lo pueden dejar pasar los dirigentes socialistas. No quisieron rendir cuentas por todo aquello y trataron de que se fueran olvidando los desmanes que cometieron. Por si acaso no lo consiguieron, ahora están fabricando el personaje que debe eclipsar, al fin, a su propioTigrekán. Cabe lamentar que en estos trabajos revisionistas no les acompañen el espíritu lírico y la imaginación que derrochabaConfusio. Ello nos condena a escuchar siempre la misma pobretona narración.

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