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Federico Jiménez Losantos

Rubalcaba será la ruina de Zapatero

Rubalcaba ya fracasó en lo del GAL y lo está haciendo muchísimo peor en lo del 11-M. Pero, en fin, allá Zapatero si prefiere caminar con un acreditado sepulturero político al lado

Cándido Conde Pumpido empieza a darnos la razón a quienes dijimos, tras sus primeros derrotes sectarios, que haría bueno a Eligio Hernández, el inolvidable Pollo del Pinar. Está en ello. Pero trocar la condición de Fiscal General del Estado en la de Abogado Particular del PSOE (sección de alcantarillado y cloacas) tiene muy serias contraindicaciones para el Gobierno de Zapatero. Casi tantas como la contumacia en la trola de Alfredo Pérez Rubalcaba, que está comprometiendo al presidente del Gobierno de una forma gravísima e innecesaria. Ni Belloch cuando perdió definitivamente el control de sus líos metió en semejantes berenjenales a Felipe González a cuenta de sus responsabilidades directas en el Gal o indirectas en el saqueo de los fondos de Interior, las hazañas de Roldán, el suegro de Vera y demás “famiglia”.
 
En el caso de González, su egoísmo típicamente político y su natural cobardón dentro de la bravuconería le llevaron a confiar su “horizonte penal” a un personaje como el actual alcalde de Zaragoza, capaz de hacerse trampas jugando al solitario. Pero Tigrekán II estaba ya muy pasado de vueltas, llevaba demasiados años en el poder y había ido empeorando en todos los órdenes. Zapatero, en cambio, está aún relativamente inédito. O lo estaba, porque la disparatada y siniestra política desinformativa de Rubalcaba con respecto a la masacre del 11-M sólo puede redundar en perjuicio de su figura y en demérito de la parte sana o menos enferma de su partido.
 
Es normal que el portavoz del Gobierno de los Gal actúe como entonces. Es lógico que el hombre de Prisa actúe como si fuera un desinformador de la SER el 13-M. Lo que no es normal es que un presidente del Gobierno, a los seis meses de llegar a La Moncloa de rebote y previa manipulación de la masacre del 11-M, parezca empeñado en convencer a media España de que su partido y sus partidas han tenido directamente algo que ver por acción u omisión en la urdimbre del mayor atentado de la Historia de España. Para la gente del Gobierno y del PSOE que no tiene nada que ver con las costumbres gálicas y prisaicas, confiar a Rubalcaba el discurso sobre el 11-M es condenarse a la ruina política, porque una cosa es ser malo y otra omnipotente. Rubalcaba ya fracasó en lo del GAL y lo está haciendo muchísimo peor en lo del 11-M. Pero, en fin, allá Zapatero si prefiere caminar con un acreditado sepulturero político al lado. ¡Lagarto, lagarto!
 

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