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Juan Carlos Girauta

Mas se pierde y Piqué se encuentra

Mas, perdido en su laberinto, sólo encontrará la salida si deja de creer a los que le empujan al espacio de ERC. Pero no lo hará

El goteo de contenidos en la elaboración del nuevo Estatut no es una mala táctica. En primer lugar permite que perdure la imagen unitaria. Todas las fuerzas políticas catalanas están implicadas en un proceso largo; cuantas más semanas o meses transcurran, mayor es la esperanza de que el proyecto llegue al Congreso de los Diputados con el aval de todos. ¿Quién puede saltar? El observador piensa inmediatamente en Josep Piqué. Pero él todavía no ha visto nada que el PP no pueda asumir. Nada, por tanto, que vulnere la Constitución. Para sorpresa de muchos, el que está a punto de saltar del barco es el representante de CiU. Nadie lo comprendería. Nadie lo comprenderá. Ya escribí aquí sobre la mejor opción de Mas: explotar su colaboración a la gobernabilidad desde la época de UCD. Pero él mira hacia el País Vasco.
 
Es cierto que Pujol recibió durante los mandatos de Aznar el apoyo correlativo de los populares en el Parlament de Cataluña, incluso cuando estos ya no necesitaban los votos convergentes en el Congreso porque disponían de mayoría absoluta. El nacionalismo “moderado” reconoce a puerta cerrada que el sostén del PPC fue a cambio de nada. A pesar de que Mas acabó fallando al rechazar los últimos presupuestos de Aznar, la historia de CiU ha sido básicamente pactista; no ha buscado la confrontación abierta con ningún inquilino de la Moncloa. Al mismo tiempo, se opuso sistemáticamente a las generosas ofertas del PP para entrar en el gobierno español. ¿Quién se han creído que somos?, bramó Pujol indignado en la penúltima oportunidad perdida. Cuando Rajoy veía la presidencia al alcance de la mano, seguía tendiendo esa misma mano promisoria. Y CiU la seguía despreciando.
 
Mas, perdido en su laberinto, sólo encontrará la salida si deja de creer a los que le empujan al espacio de ERC. Pero no lo hará. Su apoyo al Plan Ibarretxe, su anunciado voto favorable en el Congreso, permite señalar a los de Piqué que CiU se está alejando por momentos de ese apetecido y vaporoso ámbito tan apreciado en Cataluña que se conoce como la centralidad política.
 
¿Y si al final Maragall lograra presentar, como anunciaba Victoria Prego enEl Mundo, un proyecto deEstatutaceptable para el PP, la fuerza contra la cual se fundó el tripartito enel pacte del Tinell? ¿Y si todos los supuestos en que se viene basando el análisis político se rompieran? Piqué se ganó el lunes al público de59 segundos. Pero mucho antes se había ganado a Rajoy. Tiene sobre el gallego el mismo ascendiente que tenía sobre Aznar. No es posible salvar a los dos líderes y no salvarlo a él. Hay que esperar. Júzguesele después.

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