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Cristina Losada

¡Qué gran triunfo!

Gracias a las dotes persuasivas de Zetapé, no se han acercado a ello. Sin embargo, se ha conseguido desmotivar al electorado en general y motivar a los proetarras en particular

Para la ETA. Pues la gran proeza que se prometía el PSOE en las elecciones vascas ha dado dos frutos, a cada cual más desaborido y envenenado: uno, el PSOE le ha arañado votos al PP, una hazaña por la que habrá que ponerle una medalla a alguien; y dos, la ETA travestida ha conseguido mejores resultados que en las elecciones del 2001. Y los dos resultados son perfectamente lógicos. Porque los dos proceden del mismo árbol: las tácticas de Zetapé, el audaz equilibrista que iba a atraerse los votos del nacionalismo moderado ofreciendo diálogo, es decir, cesiones a las dos caras del Jano totalitario: la peneuvista y la etarra.
 
Los resultados hablan. El PSE ha logrado casi exactamente el resultado del PP en 2001 y el PP el del PSE en la misma elección. Los dos partidos que entonces eran constitucionalistas -hoy sólo uno lo es, en rigor- han invertido sus papeles. El bloque antaño constitucionalista no ha crecido. Simplemente se ha dividido de otra forma. Si el motivo de la ganancia socialista es el tirón que ejerce como partido que ocupa el gobierno de la Nación, o si ha influido en ello el discurso de appeasement de Zetapé, tiene menor trascendencia que el hecho desnudo: esa subida del PSE a costa del PP. Un premio bochornoso.
 
Pero, en realidad, ¿querían otra cosa? Hay que sospechar que no. Aspiraban, decían, a la victoria, al cambio…¿hacia dónde? Pero es posible que tal como insinuaban algunos rasgos de su campaña, la meta fuera ésta tan mezquina: desplazar al PP de su puesto de segunda fuerza política. Lo cual responde a los intereses socialistas no sólo en el País Vasco, que también, sino en toda España. Al gran objetivo de arrinconar a la única oposición.
 
Dicen que ha triunfado en la sociedad vasca el deseo de diálogo. Pues quién lo diría, oiga. El PNV ha perdido unos cuantos escaños, cierto, pero ¿y los que han ganado los Comunistas de las Tierras Vascas, seudónimo de Batasuna, y avatar de ETA? A menos que Zetapé y sus grandes estrategas del País de las Maravillas estén convencidos de que los tipos del tiro en la nuca son grandes dialogadores. Vamos, como los discípulos de Sócrates. Y que con ellos se vayan a pasear por el ágora para montar -quién sabe qué nuevas ocurrencias pueden tener los dialogantes ebrios de triunfo- un gobierno frentista de los que les gustan. Como el de Cataluña o así.
 
Lo que deseaban los vascos que no quieren dejar de ser españoles ni libres, los que viven bajo la amenaza y en la marginación, los que aun en la propia jornada electoral fueron acosados por los pro-etarras, los que no son defendidos, sino abandonados por el PNV y sus socios, lo que ellos deseaban era un auténtico cambio. Un resultado que pudiera llevar al nacionalismo, que no sólo es el PNV, a la oposición. Gracias a las dotes persuasivas de Zetapé, no se han acercado a ello. Sin embargo, se ha conseguido desmotivar al electorado en general y motivar a los proetarras en particular, crecidos por el horizonte de permisividad y negociación, es decir, de futuras ganancias, que ha ido dibujando la lumbrera de La Moncloa.

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