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Cristina Losada

Realmente de izquierdas

Zetapé ha presentado en Europa la civilización de la izquierda, ese oximoron que está construyendo en España con mucho optimismo, el matrimonio homosexual, la feliz paridad, la paz universal con los terroristas, los valores que no cotizan en Bolsa

Un vicepresidente norteamericano dijo una vez que lo que necesitaba su país era “un buen cigarro de cinco centavos de dólar”. No se le conocerían otras declaraciones, pero por esa pasó a la historia. Y aunque la observación exudaba un realismo poco presente en las frases de nuestro jefe de gobierno, si aquel Thomas Marshall merece unas líneas en los libros, ¿por qué no habría de tenerlas Zetapé? Pero las últimas excursiones que éste ha realizado allende las fronteras, ponen de manifiesto la injusticia de la comparación. Pues ha llevado un mensaje mucho más profundo y sorprendente: que existe en la vieja Europa de vuelta de todo, un gobierno realmente de izquierdas.
 
Así fue presentado el otro día en Francia, según recogía Enrique Serbeto en ABC, por los dinosaurios del Partido Socialista favorables al voté guí. Unos socialistas de piel acorazada a quienes eso de la izquierda les habrá trasladado a la Prehistoria de la que salieron. Y que siguen soltando a su mención una lágrima nostálgica. Qué tiempos aquellos, cuando Mitterrand llegaba al Elíseo entre el puño y la rosa, y alimentaba las esperanzas de los González hambrientos de poder. Entonces era simplemente la izquierda. Ahora, realmente la izquierda.
 
No la virtual, que es la que existe en Francia, en Alemania, o no digamos en el Reino Unido, donde Blair ha traspasado todos los límites hasta el punto de fotografiarse en las Azores. Aquí tenemos la izquierda auténtica, pues España, que como decían algunos innombrables, era la reserva espiritual de Occidente, se ha convertido con Zetapé en una reserva de izquierdas y derechas montaraces. Todo gracias a él, que tras inventarse una derecha salvaje, ahora está fabricando una izquierda a juego.
 
La tournée o Blitzbesuch de Rodríguez al corazón de Europa con ese mensaje trasnochado recuerda a la primera aparición de los representantes de la II República española, Lerroux al frente, en la Sociedad de Naciones. Llegaron tarde, para variar, no hablaban otros idiomas, como sigue ocurriendo, pero proclamaron con encendido orgullo que con ellos entraba España en la civilización. Como para que los diplomáticos arquearan las cejas.
 
Ahora, Zetapé ha presentado en Europa la civilización de la izquierda, ese oximoron que está construyendo en España con mucho optimismo, el matrimonio homosexual, la feliz paridad, la paz universal con los terroristas, los valores que no cotizan en Bolsa y otros elementos que las socialdemocracias europeas tomarán por pintoresquismos y bravuconadas de los españoles. No ha tenido gancho, sin embargo, la nueva civilización, tal vez porque es tan vieja. Y porque lo coherente con ella era elvoté nonde los antiliberales. Para redondear el esperpento, debía ZP enviar a Blanco a convencerles de repetir la votación. La cosa urge, que lacontrafotode las Azores está virando al negro.

En España

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