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Cristina Losada

Aviso a delincuentes

Bieto Lobeira, diputado del BNG, llamó el otro día “delincuente” al alcalde de La Coruña por incumplir la Ley de Normalización Lingüística al persistir en el empleo del topónimo castellano de la ciudad que gobierna

El gobierno del “cambio” se prepara para el gran debate que ha de consolidar a Galicia en la modernidad traída por los pelos por sus dirigentes, ése que ha de girar en torno a una magna cuestión teorética, a saber: ¿seremos nación o nazón? Mientras llega el día de hacer una queimada con la Constitución, los partidarios de dilucidar tal noción de nociones precalientan sus neuronas. Qué importan las infraestructuras y los presupuestos. El parlamento bulle con debates sobre el himno, el nombre y los topónimos, como en desafío a las proclamas de ZP sobre la irrelevancia de lo simbólico.
 
Así, Bieto Lobeira, diputado del BNG, llamó el otro día “delincuente” al alcalde de La Coruña por incumplir la Ley de Normalización Lingüística al persistir en el empleo del topónimo castellano de la ciudad que gobierna. Esta preocupación de un nacionalista por el cumplimiento de la ley sería enternecedora, si no contrastara con la soltura con que sus consejeros retiran la bandera española de los actos oficiales y con la que incumplen, ellos y otros, la norma que establece la cooficialidad del castellano.
 
Los socialistas se remitieron a esa cooficialidad para defender a Vázquez, pero a la vez se disculparon por que Touriño se apee de vez en cuando de su gallego postizo para hablar en español: sólo peca cuando barrunta que hay castellanoparlantes entre los oyentes. Una especie que los que habitan el reino de la ficción lingüística, que es también el de la ficción política, quieren hacer creer que es rara. Como co-artífices del invento, los populares manifestaron su comprensión por los denuestos de Lobeira. No en vano fueron ellos los que llevaron a Vázquez a los tribunales. Y los que promovieron un Plan de ingeniería lingüística con más de mil medidas. Lo de Lobeira es un primer aviso. Pronto serán multitud los outlaws en Galicia.
 
O Galiza. Que ése es el otro gran debate de la modernidad. Según el Estatuto, es Galicia, pero el BNG aquí pasa de la ley. De modo que encargó unas camisetas para la selección nacional o nazonal, con Galiza. Hubo lío y en las prendas figuraráSelección galega. No hay nación ni nazón sin selección, y en la tradición de los totalitarismos, se recurrirá al deporte para hacer política. Los lingüistas polemizan sobre tan acuciante tema. Los partidarios de Galiza arguyen que ésa era la forma predominante en la Edad Media. Quintana se apuntó al latín en un artículo antológico sobre Fenosa, “Gallaecia fulget”. Y es que de la mano de la modernidad socialnacionalista, podemos llegar tranquilamente al medioevo.

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