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Con la Constitución

Por ello, porque una mayoría de españoles considera que la Constitución es un instrumento con plena validez, es de vital importancia que los ciudadanos le revaliden su apoyo con motivo del 27 aniversario

El próximo martes nuestra Carta Magna cumplirá 27 años. A lo largo de estas casi tres décadas de vida constitucional, España ha alcanzado niveles de libertad y prosperidad no conocidos en nuestra historia, ni en la reciente ni en la lejana. En todo este tiempo se han acometido reformas de gran envergadura en nuestras instituciones, y el país ha dado un proverbial salto que ha posibilitado un milagro que entonces parecía imposible, pero que era el deseo que latía en el corazón de todos los españoles: homologar nuestra democracia con la de las grandes naciones civilizadas del mundo. Lo hemos conseguido. España ha sido un modelo de estabilidad y un espejo donde se han mirado otros países que acababan de salir de una dictadura.
 
Dentro de los límites marcados por la Constitución de 1978 tres partidos diferentes se han turnado pacíficamente en el ejercicio del poder, se ha procedido a la descentralización del Estado, y se ha garantizado un marco legal estable que ha favorecido la convivencia entre los españoles. Todo esto se ha conseguido gracias a una Constitución mesurada, fruto del consenso y aprobada en su día por una gran mayoría, una gran mayoría que, año tras año, ha ido refrendando su apoyo a este documento fundacional de nuestra democracia.
 
Un texto que ha prestado tan buenos servicios a la Nación se merece un homenaje anual, y no de un partido sino de todos. Así lo ha entendido el Partido Popular, que ha convocado para hoy en la madrileña Puerta del Sol, un acto de homenaje para recordarnos cuán importante ha sido, y es, esta Ley para todos los ciudadanos. La realidad política de estos días inciertos va, sin embargo, por otros derroteros. Una parte del espectro parlamentario se muestra abiertamente hostil a la Carta Magna, otra, la representada por el partido del Gobierno, el PSOE, pieza fundamental del sistema diseñado en el 78, navega entre dos aguas sumida en un delirante doble discurso.
 
No es un secreto para nadie que la “reforma” estatutaria en Cataluña contraviene la letra y el espíritu constitucional. Sin embargo, ha sido admitida a trámite en el Congreso gracias al apoyo de más de la mitad de la cámara. Esto es motivo de preocupación, porque pone sobre el tapete un hecho al que no podemos abstraernos: el consenso constitucional está roto o a punto de romperse. Las consecuencias que de ello se deriven en el futuro son imprevisibles. Lo cierto es que, por encima de los intereses del Ejecutivo, plasmados en las mayorías parlamentarias, gran parte de los votantes socialistas sigue teniendo a la Constitución como una herramienta básica para regular la vida en común. Esto es así aunque al Gobierno y, muy especialmente, a sus socios secesionistas, les pese en lo más hondo.
 
Por ello, porque una mayoría de españoles considera que la Constitución es un instrumento con plena validez, es de vital importancia que los ciudadanos le revaliden su apoyo con motivo del 27 aniversario. Hoy tienen la oportunidad de hacerlo públicamente, y de demostrar al Gobierno que reunirse para homenajear a nuestra Ley Fundamental no es, como ha afirmado la vicepresidenta, una “concentración callejera”.

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