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Fundación Heritage

Estados Unidos no puede darse el lujo de retirarse de Irak

A la larga, sólo los iraquíes pueden asegurar el éxito de Irak. Pero si a corto plazo salimos corriendo, el fracaso está garantizado tanto para ellos como para nosotros.

Edwin Feulner

BAGDAD (21 de Enero de 2009) – La sangrienta guerra civil en Irak empeoró hoy cuando 10.000 tropas armadas hasta los dientes provenientes del estado chiíta de Shiastan presionó hacia el norte desde Najaf y Rumaythah. El ataque amenazaba con cercar a 3 batallones de sunníes a los que apoya Estados Unidos en la zona.

La última ronda de enfrentamientos ha desatado una nueva oleada de refugiados en Kuwait y Jordania, según informa la ONU. Millones de iraquíes han huido del país desde que las tropas norteamericanas se retiraron en 2006, una retirada controvertida que Al Qaeda celebra como una victoria clave.

Los rumores de la ofensiva de hoy provocaron que los precios del crudo se dispararan a 210 dólares el barril, un nuevo récord que seguramente será motivo de problemas para el nuevo presidente norteamericano que acaba de asumir el cargo...

Bueno, ya vale con pronósticos de mal agüero. Los párrafos anteriores son ficción pero reflejan lo que seguramente sucedería si Estados Unidos se retirara de Irak antes de que el país se estabilice y sea capaz de funcionar por sí mismo. Desgraciadamente, algunos de nuestros políticos quieren hacer exactamente eso.

"Creemos que un regreso escalonado de las fuerzas norteamericanas en Irak debería empezar antes de finalizar el año 2006", rezaba una carta que firmaron en agosto Nancy Pelosi y Harry Reid, los líderes de la minoría en la Cámara de Representantes y el Senado respectivamente. ¿Incluso si nuestra tarea se queda sin terminar?

Como dijo el Presidente Bush el 11 de Octubre "cuando uno se retira antes de acabar el trabajo, eso es equivalente a salir corriendo, por lo que a mí respecta. Eso es salir corriendo por lo que a respecta a la mayoría de los norteamericanos".

James Carafano y James Phillips, expertos de la Fundación Heritage, explicaron en un reciente informe lo que probablemente sucederá si nos retiramos rápidamente: "Una política norteamericana tan corta de miras sería un durísimo golpe para la situación de seguridad en Irak, las exportaciones iraquíes de petróleo, los aliados estadounidenses en la región, la guerra global contra el terrorismo y el futuro de todos los iraquíes".

Si nos vamos ahora, dejaremos al ejército iraquí (con todo su armamento pesado) disponible. Es probable que eso desencadene una guerra civil, según los soldados vayan alineándose con distintas milicias religiosas y regionales.

En ese escenario, cabe esperar que Irán –ya un sujeto poderoso en la región–apoye a los musulmanes chiítas en el sur, un paso que daría a Teherán el control de la mayor parte del petróleo iraquí. Pero esto no significaría necesariamente que se pudiera mantener fluyendo ese petróleo; según fuese agravándose la guerra civil, las guerrillas sabotearían oleoductos y volarían pozos petrolíferos.

Hoy Irak produce diariamente 2,5 millones de barriles de petróleo y el gobierno del país espera aumentarlo a 2,7 millones a final de año. No obstante, si la producción se interrumpiera, los precios se dispararían.

Si salimos corriendo, los civiles iraquíes serían los que perderían más que nadie. Millones escaparían de la hambruna, la enfermedad y la destrucción que conlleva una guerra civil. Entretanto, Al Qaeda promocionaría su papel de haber forzado a Estados Unidos a irse, produciendo un boom en el reclutamiento del grupo terrorista.

Esto no significa que debamos quedarnos indefinidamente. Como dicen por allí, solamente hay dos estrategias de salida en cualquier guerra: un país puede ganar e irse a casa o perder e irse a casa. De cualquiera de las dos formas, todas nuestras tropas se irán de Irak. Lo que verdaderamente importa es lo que dejarán detrás.

Hemos hecho progresos en Irak y seguiremos haciéndolos. Muchos altos líderes de Al Qaeda han muerto o han sido capturados y la popularidad del grupo entre los iraquíes es baja. Necesitamos entrenar a las fuerzas iraquíes y prepararlas para que puedan valerse por sí mismas.

A la larga, sólo los iraquíes pueden asegurar el éxito de Irak. Pero si a corto plazo salimos corriendo, el fracaso está garantizado tanto para ellos como para nosotros. Podemos evitar ese futuro sombrío que les dibuje al comienzo. Pero debemos fortalecer nuestra determinación para hacer el trabajo bien.

©2006 The Heritage Foundation

* Traducido por Miryam Lindberg

Edwin Feulner es presidente de la Fundación Heritage y coautor del nuevo libro Getting America Right.

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