Menú
Cristina Losada

El himno apropiado

El combustible que hace girar el motor criminal de la banda es el odio a España. Luego, ¿qué más apropiado que se erija en tema musical de la lucha contra el terrorismo etarra, el himno de España?

Es verdad que los nacionalistas han adoctrinado a muchos para ser anti-españoles, pero también lo es que nos volvieron a hacer españoles a otros que en la espesura que ya clareaba del franquismo, identificamos lo español con la arenga patriotera de la dictadura. El tiempo se encargó de ir disolviendo aquel prejuicio y el reaccionario delirio nacionalista, y en especial el terrorista, harían el resto. Pero aún quedaba algo por hacer y esa tarea pendiente la ha precipitado este Gobierno. Había empezado a acometerse allí donde más asfixiada estaba la libertad. En el lugar donde la libertad y la vida de los no nacionalistas se hallaba directamente vinculada a España. Y por eso resulta lógico y natural que el punto de inflexión de este proceso de rescate de la nación, ahora in extremis, lo haya marcado un grupo cívico vasco al culminar la manifestación que organizó el sábado con los acordes del himno nacional. Hasta los menos aficionados a las banderas y los himnos, quizá porque en su día enarbolamos unas y cantamos otros con fervor ciego y excesivo, hemos visto como un acto de sobria y necesaria racionalidad la recuperación de una simbología integradora que los nacionalismos han querido enterrar con odio y trapacerías y cuya labor ha secundado el zapaterismo con flacidez intelectual y turbiedad moral.

Hay a quien le parece raro que una manifestación contra ETA concluya con el himno nacional. Y hay a quien le parece francamente mal, como es el caso del Gobierno, que al aludir a la falta de precedentes ha subrayado algo que no los tiene: que al Gobierno de una nación democrática le moleste que suene el himno en un acto cívico. Lo extraño, bien mirado, es que no pusiera el colofón a todos los actos públicos contra ETA, los de estos años y los anteriores. Y ello por una razón que hasta don Diego y ZP entenderán: la actividad criminal de ETA está dirigida contra España; el enemigo de la ETA se llama España; miles de personas han sido asesinados, heridas, amenazadas y extorsionadas por representar a España; la dictadura del terror en el País Vasco no ha tenido ni tiene otro objetivo que destruir España; el combustible que hace girar el motor criminal de la banda es el odio a España. Luego, ¿qué más apropiado que se erija en tema musical de la lucha contra el terrorismo etarra, el himno de España? Era apropiado y había que apropiárselo. Los ciudadanos tenían que apropiarse de aquello que se les ha estado expropiando. Y está.

No es quién el Gobierno para confiscar el himno nacional, pero dice mucho de quién es, de quiénes son, la apoplejía que han sufrido al escucharlo en una marcha multitudinaria contra ETA y la negociación con ETA, que son dos asuntos inseparables. Y tiene sentido, lo del ataque. Pues el camino emprendido por el Gobierno para que la ETA deje de existir, o así lo parezca, pasa justamente por que deje de existir España. El himno y la bandera representan lo que ha de sacrificarse para que el monstruo se sacie por un rato. Y quieren recluir a uno y a otra en el fondo del armario los mismos dirigentes que se inclinan obsequiosos en cuanto les sacan el muestrario de símbolos nacionalistas. Ahí está, sin ir más lejos, el himno que entonan los proetarras, colgado de la web de las Juventudes Socialistas de España para su descarga. Qué dirían sus ancestros.

Más o menos, lo que dicen los socialistas, con o sin carné, del Foro Ermua. Que al Foro debe ir la felicitación por el redescubrimiento, y no al PP, que no hubiera tenido la osadía de mostrarse tan "políticamente incorrecto". Si uno de sus nuevos dirigentes, como Núñez Feijóo, cree que mencionar la unidad de la nación es "españolista", o sea, que la Constitución es "españolista", y España seguramente también, ¡qué no pensará del himno! Como poco, que es una incómoda reliquia. Pues va a ser que no. Y la reacción del Gobierno demuestra que ha percibido su poder. Su poder de cohesión. Porque la potencia democrática de los símbolos que unen ha salido a la calle para derrotar la prepotencia totalitaria de los que separan.

En España

    0
    comentarios