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Variaciones regionales de la sinfonía española

Los andaluces castizos no se esfuerzan por disimular o corregir su acento regional. Hacen bien, pues saben que ese acento en todas partes es bien recibido.

José María Navia-Osorio acepta la invitación de referirse por extenso a ese asturianismo tan simpático de guapo. Lo hace a propósito de la manía de llamar abuelos a los viejos en la jerga hospitalaria. Me cuenta dos divertidas historias:

En los hospitales, por lo menos los asturianos, hay una costumbre terrible de llamar a los ancianos ingresados "Abuelo o abuela". Me da la impresión de que esta costumbre se va perdiendo. A mí siempre me pareció una falta de respeto. Desde luego el tuteo y el llamar por el nombre de pila es lo habitual. Lo del nombre de pila lo acepto pero acompañado del "ustedeo".

Cuando tenía más de 80 años, una hermana de mi padre ingresó en un hospital, no recuerdo el motivo. A pesar de su edad estaba muy lúcida y era rápida en las respuestas. En el hospital una enfermera jovencita le llamó "abuela". Mi tía, que era marquesa, le contestó "que más quisieras tú, guapina, que yo fuera tu abuela". Otra vez vio a una joven pareja achuchándose en un banco. Se debió quedar mirando y el mozalbete le dijo "¿Que pasa abuela, nunca lo había visto?". La respuesta fue rápida: "Sí, pero en mis tiempos se hacía en la alcoba".

Antonio Grande me confirma que el adjetivo guapo, aplicado a cosas o animales, se emplea también en Cantabria (de soltera Santander). Asimismo en la Montaña se llama andancia a la gripe. Respecto a lo de egargaíto, oído en Jerez de la Frontera por Enrique Aguilar, don Antonio opina que es una derivación de desgarbaíto o esgarbaíto (= falto de garbo), asociado a esmallao (= desmayado, muerto de hambre). En Cádiz se dice también esmallao al que presume mucho y no tiene tanto. Mi impresión es que se trata de una idea muy apta para definir un rasgo peculiar del carácter social de los españoles.

Conchita Ayarza tiene otra versión para esgargaíto: procede de galgo, un perro de aspecto famélico.

Xabier de la Maza y Aramburu (San Sebastián, Guipúzcoa) aporta dos expresiones típicas del País Vasco: container (= contenedor de basura) y tirar la bomba (= apretar el botón o tirar de la palanca para liberar el agua de la cisterna del váter). Me congratulo de que don Xabier haya disfrutado con mi libro, Cuando éramos niños, la parte dedicada a mis recuerdos donostiarras.

Cipriano Berrozque narra el empeño ortográfico de Sabino Arana: sustitución de la "c" por la "z" o la "k", la "ch" por la "tx", la "v" por la "b", etc. pero se le olvidó la "ñ", la letra "privativa del español y, por descuido, también del euskera". Añade don Cipriano:

¿Se debe a un descuido o hay alguna razón poderosa que llevara a don Sabino a dejar la eñe de forma tan clamorosamente estúpida en la lengua euskaldún? Sabino Arana, ¡qué españolazo!

Jesús Domínguez se queja de mi comentario sobre lo simpático que resulta el acento andaluz a los que somos de "Despeñaperros para arriba". Asegura don Jesús, gaditano: "No me resulta nada divertido tener que ser gracioso por obligación". Entiendo que no se trata de ninguna obligación. Simplemente muchos andaluces (y no digamos los gaditanos) tienen un acento envidiable. Las "comparancias jocosas" de los andaluces superan en cantidad y calidad a las del resto de hispanohablantes. Los andaluces castizos no se esfuerzan por disimular o corregir su acento regional. Hacen bien, pues saben que ese acento en todas partes es bien recibido. Se suele decir que los estereotipos sobre el carácter social son falsos, puesto que admiten todo género de desviaciones. Pero los estereotipos sobre los andaluces suelen ser atinados. También es verdad que hay andaluces "malafollás", pero como en todas partes, solo que en Andalucía se notan más como contraste.

Alfonso (Sevilla) certifica que en su tierra ennortado o esnortado es un insulto, algo así como "tonto, atontado". No lo registra el diccionario de Luque y otros. Es curioso –añado– que el "norte" aparezca como algo despreciativo.

J. Olivares recuerda una serie de palabras de su niñez en Albacete, que ya no utilizan los urbanícolas:

  • Alcorque (= hoyo para contener el agua alrededor de un árbol)
  • Andurrial (= paraje extraviado)
  • Apoquinar (= pagar de mala gana)
  • Burra(= ampolla)
  • Cachaza (= parsimonia)
  • Canto (= piedra erosionada)
  • Cerandaozaranda (= criba)
  • Chispear (= llover de forma fina)
  • Cinto (= cinturón)
  • Cundir(= dar mucho de sí)
  • Fardel (= saco o bolsa de tela) Yo lo he oído como fardo
  • Farfullar (= hablar atropelladamente)
  • Husmear (= cotillear)
  • Mandil (= delantal)

Esas palabras las hemos traído aquí como leonesismos o zamoranismos. Certifico que las he oído de pequeño. Antonio Olea Casas (Bueu, Pontevedra) arguye que él también ha oído de niño algunas de esas voces. Una vez más, queda claro que muchos de los términos tenidos por localismos realmente alcanzan a distintas regiones, por lo menos al estrato rural.

Marcelino Guerrero Villadangos (leonés) me pregunta si conozco la voz sobejo para designar las sobras de la comida. Se utiliza también como despectivo. Es la primera vez que me topo con esa palabra. En Zamora se dice hurmientos a las sobras de la comida.

En Sociedad

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