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Juan Carlos Girauta

Escribir, quemar

Resulta que criticar a alguien por escrito es lo mismo que quemar su retrato y pedir su decapitación.

I. Gabilondo, aplicado periodista que quizá el lector ya no recuerde, personaje un día relevante al que erróneamente se tiene por retirado (pero que sigue en activo casi clandestinamente) equipara los libros y los fuegos: la obra de Luis Herrero sobre Suárez y la quema de imágenes del Rey. Todos los fuegos el fuego y todos los libros el libro, Gabilondo, pero no mezcle.

Sobre todo, no mezcle cosas incompatibles; ya enfatizó Ray Bradbury lo que les sucede a los libros al alcanzar la temperatura Fahrenheit 451. Si los acerca usted tanto a las llamas que escupen los dragoncetes asociados a sus amigos, en vez de conseguir una analogía ("pinza", dice, siempre tan periodístico) obtendrá un montón de cenizas.

Acusa I. Gabilondo a Herrero de falta de independencia por haberse convertido en eurodiputado. Desconcertante imputación en un maestro de la intoxicación preelectoral, electoral y postelectoral. Oído lo del 11-14 M, le tendríamos por más independiente si hubiese sido portavoz de González y Rodríguez y hubiera celebrado sus comparecencias luciendo el puño y la flor marchita en una camiseta. ¿Qué decir de su entrevista a Santano, tan imparcial por su parte, tan elegante por la del entrevistado?

A lo que íbamos. Resulta que criticar a alguien por escrito es lo mismo que quemar su retrato y pedir su decapitación. Lo chungo del símil es que el criticado trabaja de monarca y el Código Penal lo protege al tipificar como delito el último grito gerundense en materia de performance. Moda recibida con singular tolerancia partidaria, gran comprensión de la alcaldesa y mucha calma tertuliana en la SER: al igual que la Esquerra, los criptocomunistas y el socialismo catalán, invocan la libertad de expresión.

Sospecho que, con el siniestro paralelismo, I. Gabilondo propugna peor trato para quien escribe y firma que para quien quema bajo un pasamontañas. Al cortejo de los autos de fe antiborbónicos, no; pero a ese Herrero sí que habría que aplicarle el Código Penal, ¿verdad, independiente Gabilondo? Aplaque usted esa aversión a la letra impresa. Lea. Le hará bien.

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