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John Stossel

La medicina estatal no funciona y no se puede reparar

¿Quiere usted ver a su neurólogo por su jaqueca? ¡Ningún problema! Sólo tiene que esperar seis meses. ¿Quiere una resonancia? ¡Ningún problema! ¡Gratis como el aire! Basta con que espere seis meses.

En mi anterior artículo señalé que Michael Moore, director del documental Sicko, estuvo dibujando el sistema sanitario cubano como si fuera una utopía hasta que le planteé algunos hechos inconvenientes. Entonces se retractó y dijo: " Limitémonos a Canadá y Gran Bretaña , porque creo que se pueden formular argumentos legítimos contra la película y contra el concepto de la medicina estatalizada. Y creo que deberías desafiarme sobre estas cosas, y entonces te responderé.”

De acuerdo, vamos allá.

Un problema básico de la atención médica nacionalizada es que hace parecer gratuitos los servicios médicos. Eso eleva la demanda por encima de la oferta. El Gobierno lidia con ello limitando la atención médica disponible. Ese es el motivo de que el Sistema Nacional de Salud británico hiciera recientemente la patética promesa de reducir las listas de espera para hospitalización a 4 meses. La espera para acudir al dentista es tan larga que algunos británicos se extraen sus propios dientes, con herramientas tecnológicamente avanzadas como alicates y vodka. Un hospital intentó ahorrar dinero no cambiando la ropa de cama a diario. La prensa británica informó que, en lugar de lavarla, se instaba a las enfermeras a darle la vuelta.

El racionamiento gubernamental de la atención médica en Canadá es el motivo de que cuando Karen Jepp estaba a punto de dar a luz a cuatrillizos el mes pasado, se le dijera que todas las unidades neonatales a las que podía acudir en Canadá estaban demasiado saturadas. Tuvo que volar hasta Montana para tener a los bebés.

"La gente hace cola para recibir atención; algunos de ellos mueren. Eso es lo que sucede", dijo a 20/20 David Gratzer, médico canadiense autor de La cura. Cómo el capitalismo puede salvar la sanidad norteamericana. Gratzer pensaba que el sistema canadiense era una maravilla hasta que comenzó a tratar a los pacientes. "Cuanto más tiempo paso en el sistema canadiense, más me tropiezo con gente esperando... ¿Quiere usted ver a su neurólogo por su jaqueca? ¡Ningún problema! Sólo tiene que esperar seis meses. ¿Quiere una resonancia? ¡Ningún problema! ¡Gratis como el aire! Basta con que espere seis meses."

Michael Moore replica que los canadienses viven más tiempo que los estadounidenses. Pero esa diferencia en la esperanza de vida no tiene relación con el sistema sanitario. Los canadienses sufren menos accidentes y asesinatos. Teniendo en cuenta esos factores, los norteamericanos viven más tiempo, y eso sin mencionar siquiera la obesidad.

A la mayor parte de los canadienses les gusta su sistema sanitario gratuito, pero los médicos canadienses nos dicen que el sistema se está derrumbando. Más de un millón de canadienses no consiguen tener un médico de cabecera. De hecho, hay una ciudad que celebra una lotería. Una vez a la semana, la secretaria del consistorio saca una urna del armario. Todo el mundo que quiera tener un médico de cabecera mete su nombre en ella. La secretaria saca un papel para determinar al ganador. El resto de la ciudad tiene que esperar.

Estas cosas han llevado a algunos canadienses a clínicas privadas. Abre una nueva en alguna parte de Canadá casi cada semana. Pese a que no está claro que sean legales, una está dirigida por el presidente de la Asociación Médica de Canadá, el doctor Brian Day, porque dice que bajo la atención gubernamental: "Estamos en la tesitura de ver pacientes enfermos y que no se nos permita tratarlos. Eso era algo que no podíamos tolerar."

Los canadienses hacinados en listas de espera con frecuencia pagan a "agentes de viajes sanitarios" para llegar a Estados Unidos en busca de tratamiento. Shirley Healey tenía una vía obstruida que le impedía digerir comida. De modo que contrató a un intermediario para que la ayudase a llegar a un hospital del estado de Washington.

– El médico dijo que solamente me quedaban unas cuantas semanas de vida – nos dijo Healey.

Pero el Gobierno canadiense calificó la operación que necesitaba de cirugía "opcional".

– Lo único opcional en esta cirugía fue que yo elegí vivir.

No toda la atención sanitaria canadiense se reduce a largas listas de espera y falta de innovación. Encontramos un lugar en el que se ofrece un acceso rápido a tecnología médica como puedan ser los TAC. Los pacientes casi nunca tienen que esperar, pero han de ladrar o maullar para poder ser atendidos. Las clínicas veterinarias canadienses aseguran que sólo hace falta un día para poder hacer esa prueba. Las personas tienen que esperar un mes.

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