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Agapito Maestre

Contra la historia resentida

Es imposible, pues, combatir la persecución que sufre el historiador Pío Moa sin hacerse cargo del resentimiento y odio del que se nutre el alma purulenta de la "historiografía" oficialista, de la falsa historiografía, que apoya a este Gobierno.

Ofrezco aquí una leve reflexión para apoyar a Pío Moa. Hace un par de años El Mundo publicó una colección de libros de "Historia" con el lema "la identidad de España está en su historia". Lo que inmediatamente cabe preguntarse ante esto es qué cosa será la identidad y, sobre todo, qué entendemos por historia en la actual circunstancia de España. Abandono al instante la cuestión de la identidad, entre otras razones porque soy incapaz de hacer ideología o mitología, y digo que la historia, la crítica de la historia, es crítica política y moral o no es nada. Si aceptamos esta lección del pensamiento liberal, lo decisivo, ahora, no es saber cuál sea la concepción de la historia de esta colección, o de un determinado historiador, sea la de Pío Moa o la de cualquier otro, sino comprender y contrastar cuáles son los tipos de historia, los modos de historiar, que están en juego en las últimas décadas de España.

En otras palabras, ¿hay un genuino conflicto de interpretaciones de la historia de España que permita avanzar en una historia genuinamente común y nacional? ¿Existe o no un pacto tácito entre las fuerzas democráticas españolas de que sólo a partir de la apropiación crítica del pasado podría crearse una conciencia nacional y democrática? Sospecho que no sólo no existe ese consenso sobre la necesidad de debate serio sobre nuestra historia, sino que dificultarlo ha sido y es la principal tarea en la que se afana una parte decisiva de la "historiografía académica" española, especialmente la universitaria, y los intelectuales orgánicos del PSOE. Así las cosas, la historia reciente de España ya no parece cosa de vencidos o vencedores, de razones o sinrazones, sino de algo peor, muchísimo más grave, de "historiadores" resentidos que quieren eliminar, incluso físicamente, al que disienta de sus modos ideológicos y peregrinas hipótesis sobre la Segunda República y la Guerra Civil. Esa historia "academicista" es una historia resentida, o sea, una historia fracasada.

Hoy por hoy, insisto, a nadie debería importarle que unos consideren la Historia de España, escrita con mayúscula, como una secuencia de matanzas de inocentes y otros, por el contrario, vean en ella un camino de liberación de pueblos y ciudadanos. Quizá esta cuestión tenga sentido en el ámbito de la "identidad", pero nada de eso es, en mi opinión, relevante en la situación actual de nuestra nación, que está al borde de la fragmentación porque el PSOE así lo ha querido y el PP ha mirado para otro lado. La falta de materia gris en el socialismo español por un lado, y los excesos de complejos de inferioridad en los representantes de la idea de nación española del PP, por otro, nos han llevado a una situación peor que delicada. Estamos, o mejor, sufrimos una "historia" falsa y ridícula, salvaje y resentida.

He ahí el preciso contexto para entender los ataques de la izquierda al honrado historiador Pío Moa. Es imposible, pues, combatir la persecución que sufre el historiador Pío Moa sin hacerse cargo del resentimiento y odio del que se nutre el alma purulenta de la "historiografía" oficialista, de la falsa historiografía, que apoya a este Gobierno.

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