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Juan Carlos Girauta

Algo se ha roto

Ahora se llenan la boca con el "María, María, María". Parecen el protagonista de West Side Story. Pero para saber lo que de verdad se proponen no necesitamos juicios de intenciones; tenemos las reflexiones de Moragas.

Cuando María San Gil abandonó la redacción de la ponencia política del PP arguyó "diferencias de criterio fundamentales". Sin embargo, en la presentación de la pieza, José Manuel Soria y Alicia Sánchez Camacho han insistido en que todo había sido "acordado", subrayando que "no hay ni una sola discrepancia entre los tres ponentes" y que, por tanto "habrá que preguntarle a María por qué no está".

Descartando la ilógica hipótesis de que la presidenta de los populares vascos estuviera de acuerdo con el redactado final y posteriormente diera el portazo, hay dos posibilidades: o bien sus compañeros, faltando a la verdad, han presentado una ponencia no acordada con ella, o bien sus compañeros, diciendo una verdad a medias, han acabado presentando una ponencia que concuerda con los "criterios fundamentales" de María San Gil, pero únicamente después del portazo y como consecuencia de éste.

Lo primero no parece muy probable si consideramos el tenor de la ponencia, que parece coincidir con las líneas maestras seguidas hasta ahora por el PP, y si le damos a Alicia Sánchez Camacho el margen de confianza que personalmente se merece. Otra cosa es José Manuel Soria, que cuenta con el reciente antecedente de unas filtraciones interesadas a La Razón que molestaron a sus dos compañeras.

Tiene que ser lo segundo: lo que se ha presentado es la ponencia corregida después del portazo de María San Gil y una vez el partido ha comprobado lo que cualquiera con dos dedos de frente sabía de antemano: que contra San Gil no hay proyecto, no hay dignidad, no hay partido y no hay futuro. Por eso ahora se llenan la boca con el "María, María, María". Parecen el protagonista de West Side Story. Pero para saber lo que de verdad se proponen no necesitamos juicios de intenciones; tenemos las reflexiones de Moragas.

El problema es que el ajuste de la ponencia a la ortodoxia popular llega tarde. La banda de los cuatro ya ha conseguido desengañar a la mujer cuya vida cambió el día de enero de 1995 en que, estando sentada a la mesa de un restaurante de San Sebastián frente a Gregorio Ordóñez, vio lo que nunca podrá olvidar, lo que se encargará de recordarnos con su actitud mientras le queden fuerzas. Aquello que hace del PP un partido heroico al que hay que rescatar cuanto antes de sus secuestradores.

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