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Juan Carlos Girauta

¿De verdad van a hacerlo?

¿De verdad van a poner a María a un lado de la raya para correr al otro lado, en confuso montón con los López, Ibarretxe y lo que estos arrastran? Si yo deseara el fin del PP les diría: adelante, háganlo.

Si no mediaran otras razones para ponerse al lado de María, bastaría con constatar las prisas del inexistente líder socialista vasco por sumarse a su acoso, obsceno hasta la náusea porque lo han dispuesto hermanos de partido y sinsabores, y hay actos de amor y de odio que no caben entre hermanos.

Claro que los precursores del acoso (o, más sutilmente, luz de gas, como quería El Mundo) no actúan por odio. La jubilación anticipada que le depara a María el aparato es de cariz puramente técnico: la inamovilidad de sus principios lastra y compromete al nuevo PP, el partido "cambiado" de Lassalle. Qué le vamos a hacer si en el trabajito participa El País. A fin de cuentas, es inevitable que así sea. ¿Se sonrojarán al menos los transformistas cuando su respiro de alivio coincida con los brindis de júbilo en las Herriko Tabernas?

Nos lo juran hace tres meses y no lo creemos, pero así están las cosas: el objetivo a batir políticamente por razones de estrategia (PP), de competencia o animadversión (PSOE) o de odio africano (PNV) es el mismo que físicamente amenaza con abatir el entramado del terror de forma preferente. Tan imposible parece que muchos de los populares interesados en el cambiazo no lo verán. Escapará a su percepción, bloquearán su raciocinio, se autocensurarán. Pero luego soñarán con María porque en los sueños no hay censura.

Pero aun en la vigilia podrían escapar a la lógica de sus conveniencias observando, como decía, los esfuerzos de Patxi Nadie por reforzar sus razones: María es una "radical" que "no conviene al país", ya que quiere apartar a los nacionalismos de la gobernabilidad del Estado, y "la implicación de los nacionalismos en la gobernabilidad de España es muy importante porque significa que hay un proyecto compartido en el que cabemos todos".

Bastaría esto para que el PP reflexionara. El socialista recurre, para animarles en su aventura hacia ninguna parte, a un argumento que debería agitar sus conciencias. El que no cabía hace cuatro días en el "proyecto compartido" era el PP, sometido a cordón sanitario, tratado con mucha más dureza que ETA-Batasuna, apestado, paria, indigno y mentiroso partido de derecha extrema.

¿Cómo sienta en Génova 13 compartir hoy visión con tales amigos? ¿Han podido conciliar el sueño tras aplaudir a Zapatero en el Congreso? ¿De verdad van a poner a María a un lado de la raya para correr al otro lado, en confuso montón con los López, Ibarretxe y lo que estos arrastran? Si yo deseara el fin del PP les diría: adelante, háganlo.

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