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Juan Carlos Girauta

El patio de recreo nacional

Este hooliganismo está acabando con la capacidad de reflexión y con los matices. En camiseta querría Zapatero, pero también Rajoy, a los opinadores, columnistas y tertulianos, quedando claro cuáles son los colores que se defienden.

Tan contrariados se muestran en el PSOE porque la derecha española no abomine de Obama (¡qué eslogan para los amantes de la aliteración: "Abomino de Obama"!), que uno preferiría dejarles con el capricho del monopolio obamita. A pesar de que unos cuantos populares notables, empezando por González Pons, se proclaman del demócrata desde antes de las elecciones americanas. Y a pesar del discurso con el que se inaugura la presidencia estadounidense, que en este país nuestro, tan avanzado, sería considerado, como mínimo, de "derecha extrema" por tantas invocaciones al Altísimo como contiene, tanto patriotismo y tanta llamada a la responsabilidad personal. Aun así, no hay que quitarles la ilusión a los niños: que se lo queden. Y a ser posible, que a partir de ahora lo imiten en todo. Podrían empezar por los recortes salariales a los altos cargos.

Impera una visión futbolística de la política, con el grueso de España exhibiendo camisetas ya con el puño, ya con la gaviota (o el albatros, no sé). Este hooliganismo está acabando con la capacidad de reflexión y con los matices. En camiseta querría Zapatero, pero también Rajoy, a los opinadores, columnistas y tertulianos, quedando claro cuáles son los colores que se defienden. En camiseta de uno u otro equipo ven ya (con toda naturalidad, y no sin parte de razón) a los miembros del Constitucional y del Supremo. El fútbol tiene eso: es un juego de suma cero. Lo que es bueno para un equipo no lo puede ser para otro. En nada se debe coincidir. Lo ponen muy fácil los socialistas al apostar siempre por opciones descabelladas en lo económico, en lo autonómico o en lo contraterrorista. Pero luego salta la liebre Obama y se genera una gran confusión y una pelotera de patio de colegio: ¡Obama es nuestro! ¡No, ya habéis oído lo que piensa, es nuestro!

La principal virtud del partido de Rosa Díez es que cambia las reglas del juego. Se acabó el fútbol. En España, y con vocación de reformarla, hay más de dos equipos, lo que imposibilita seguir con el balompié parlamentario y con la hinchada perpetua. Se acusa a UPyD de ser muy flojos en el asunto del aborto o en el de la Educación para la Ciudadanía, como si el hecho de preferir una nación entera a una troceada, o el de proponer un rescate estatal de ciertas competencias presupusiera alguna posición de moral privada. Lo que Rajoy y Soraya piensan de Rosa Díez se resume así: "¡Aclárese y póngase una de las dos camisetas, señora!". Pero los libres ya se aclaran bastante, se han cansado de la tontería y están a punto de enviar un mensaje demoledor a los del eterno derby. Sobre todo a uno que yo me sé.

En España

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