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Cristina Losada

Derechos y torcidos

Socialistas y nacionalistas se caracterizan por su voluntad de erradicar de las regiones bilingües la lengua común de los españoles, primero del ámbito público y después de los restantes.

El chiringuito de la inquisición lingüística en Galicia celebra que el Parlamento Europeo haya tumbado una resolución "contra la enseñanza del gallego". Como nadie sabe de la existencia de tal propuesta, pues no existe, hay que aclarar que se refieren al informe diseñado por el eurodiputado portugués Vasco Graça Moura con aportaciones de su colega español Luis Herrero. Según los manipuladores irredentos, afectos al nacionalismo pero subvencionados por todos, aquel texto establecía que la única lengua de escolarización en España debía ser el "castellano". Su reacción es el negativo de la realidad. El informe trataba de impedir que el "castellano" fuera la única lengua de España en la que no se puede escolarizar a un alumno en España.

 

Eso es justo lo que ocurre en Cataluña y lo que se ha intentado imponer en Galicia (con el rechazo patente en las urnas) y en el País Vasco. Los socialistas catalanes, o sea, los nacionalistas, no sólo han celebrado el rechazo del informe. Presentan el texto alternativo aprobado como legitimación del modelo lingüístico que aplican. La resolución que salió adelante ha eliminado el reconocimiento del derecho de los padres a elegir la lengua en que reciben la enseñanza sus hijos y la exhortación a que ningún escolar sea privado de la enseñanza en la lengua oficial del Estado. Ergo, el Gobierno catalán muestra, una vez más, su desprecio hacia aquel derecho y hacia una recomendación que no haría falta hacer a ningún país europeo, salvo a España.

Los socialistas españoles se han salido con la suya en el Parlamento Europeo con la ayuda de sedicentes "demócratas y liberales", verdes e izquierdas y abstencionistas varios. Han primado los derechos colectivos sobre los individuales. Se reconfirma que la izquierda ha sustituido a Marx por Herder y De Maistre. Los parlamentarios europeos han de saber, o es su obligación saberlo, que el nacionalismo y el socialismo españoles no aceptan ese multilingüismo que el informe aprobado considera esencial preservar. Ambos se caracterizan por su voluntad de erradicar de las regiones bilingües la lengua común de los españoles, primero del ámbito público y después de los restantes.

Tal fazaña no sólo demuestra que el PSOE se halla irremediablemente contaminado de nacionalismo. También pone de manifiesto el cinismo de socialistas europeos como los de Francia o Alemania que le han apoyado en esta empresa. ¿O acaso enseñan allí en bretón o en bávaro y no en francés y en alemán? Ni el nacionalismo escocés se atreve a proscribir el inglés de las escuelas. En naciones europeas con zonas donde se hablan distintas lenguas los padres pueden elegir. No en España. Nada parecen haber aprendido las instituciones de Europa de los desgarros que ha provocado en el continente el nacionalismo, ayer étnico y hoy lingüistico. 

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