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Agapito Maestre

Mundo raquítico

Nada prostituye tanto como esa seguridad de que todo está controlado por un "Estado-Providencia" mantenedor de gentes como Conde-Pumpido.

Abro este periódico y leo cuatro noticias. Tratan de cuestiones equivalentes en estulticia. Y maldad. Estamos sumergidos en el mundo político más raquítico que un escritor realista pudo concebir en fealdad y crudeza. ¡Cuánto solapado odio a la inteligencia y al espíritu! Un ministro reciente concede la primera entrevista al hermano periodista. ¡Qué vidas sin objeto! ¡Vaciedad! Bronca en la Asamblea de Madrid acerca de no sé qué aguas. ¡Qué estupidez es esa de de que no pueden llevar los diputados una botella de agua para beber! Rosa Regás celebra el cese de César Antonio Molina, en el Ministerio de Cultura, porque el "comportamiento que tuvo con ella fue execrable". ¡Qué asco! Nunca creí que la bajeza pudiera llegar a tanto resentimiento.

La cuarta noticia es aún más perversa: Conde-Pumpido, nada más y nada menos que el Fiscal General del Estado, arremete contra la policía y el escándalo quieren hacerlo pasar "desapercibido". Su comentario no es considerado, como sería en cualquier democracia desarrollada, una provocación, una manera de enfrentarse al Ejecutivo, que debería implicar su cese, o mejor, destitución inmediata. No, no, este hombre arremete contra la policía, la insulta y veja, y le parece una cosa sin importancia. Quiere que traguemos con ella como si fuera una cuestión meramente administrativa. ¡Terrible! A este individuo, y por extensión a este Gobierno, le parece normal lo que es absolutamente anormal.

He ahí reflejado un país sin tradiciones democráticas. Lo depravado pasa por ajustado, la mezquindad por prodigalidad y la cicatería por fertilidad. No hay solución para un país sin respeto a los ciudadanos. Ha desaparecido todo sentido de la medida. ¡Ojalá nos suceda algo importante que nos obligue a recomenzar por otro camino! El actual parece agotado. O peor, encanallado. Nada prostituye tanto como esa seguridad de que todo está controlado por un "Estado-Providencia" mantenedor de gentes como Conde-Pumpido. Mala es, sí, la provocación en un sistema político, pero es peor desconocerla, o sea, hacer pasar por una práctica normal lo que es una conducta repugnante.

El Fiscal General del Estado dijo, primero, que la justicia estaba al servicio del Gobierno; después, fue partidario de que se presentaran los terroristas de ETA a las elecciones, pero tuvo que transigir con el Gobierno de que sólo se legalizarían una parte de las candidaturas de ANV; y, ahora cuando su gestión al frente de la Fiscalía está más o menos desautorizada, cuando todos esperábamos que ese ataque a la policía fuera exactamente una provocación al Gobierno para ser destituido, dice que su escupitajo a la policía es una cuestión administrativa. ¡Qué sublevación del lodo en cada palabra y gesto!

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