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La futbolización de la política

Creo que Mariano Rajoy se está viendo como un presidente de un club que partía como favorito para ganar una liga, básicamente por los desastres del rival, y en un momento concreto empieza a ver cómo su equipo no funciona como la afición esperaba.

Vendeano dijo el día 7 de Octubre de 2009 a las 14:05:

Sr. Morote, con su permiso: un comentario que hice a Cristina Losada por un artículo suyo en la misma tónica.

"(...)
Lo nuestro en política es como el fútbol. Nos gusta que los
nuestros ganen, que aplasten al contrario, pero no nos gusta
jugarlo, hacer deporte. En el fondo, nadie entiende de futbol,
nadie lo ama como juego, sino como medio de humillar al otro para
ocultar la propia mediocridad e impotencia.

A un norteamericano, en cambio, le encanta ese juego por si mismo.
No espera que otros lo jueguen por él. Lo conoce desde pequeño, lo
juega como delegado de clase, colaborando en una colecta, en un
espectáculo, miembro de un club, de una iglesia, de una sociedad
excursionista, musical, deportiva, una asociación de vecinos de
barrio; votante y ciudadano activo en un ayuntamiento, en un
condado, en el estado, dando apoyo a una iniciativa, a una recogida
de firmas, a un referendum. Apoyando a uno u otro candidato, a uno
u otro partido, exigiendo a esos candidatos un programa y su
cumplimiento, que den cuenta de su actuación. Sociedad civil.

Delegamos nuestras responsabilidades políticas en otros, no
queremos responsabilidades, por lo que somos maximalistas y
utópicos. Creemos en soluciones fáciles, de barra de bar más que de
salón. La única experiencia viva de política es la asamblea de
vecinos, ¡y ya nos apabulla y nos supera, echamos pestes y salimos
escaldados de ella! Qué decir pues de otros niveles, de otras
metas. Precisados a actuar, pero sin pericia, oscilamos entre el
borreguismo y el asesinato. Sin sociedad civil, sin instituciones
mediadoras, la impotencia nos anula o nos exalta sin fruto,
espectadores de un juego que juegan otros por nosotros.
¿Queremos cambiar eso? Podemos. Habrá que ponerse las botas."