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Gina Montaner

En brazos de la mujer madura

A Nancy Meyer los críticos le reprochan el esquematismo de sus guiones, poblados por el discreto encanto de una alta burguesía donde las matronas acomodadas lloran sus miserias en unas mansiones divinamente decoradas.

Las demográficas que les importan a las cadenas de televisión y a las películas ‘Made in Hollywood’ son las que se centran en jovencitos púberes. Sin embargo, desde hace años la directora Nancy Meyers ha logrado recaudaciones millonarias con filmes dirigidos a la mujer madura.

En el 2000 Meyers, quien ya ha cumplido 60 años, triunfó con What women want. En el 2006 cautivó a todos con Something´s Gotta Give, en la que Diane Keaton al fin seduce a un viejo Casanova interpretado por Jack Nicholson. Y estas Navidades Universal Pictures se lo ha jugado todo con It´complicated, una comedia romántica con un elenco de primera encabezado por Meryl Streep, Alec Baldwin y Steve Martin.

A pesar de que Nancy Meyers recibe una media de 12 millones de dólares más derechos por las películas que dirige con guión propio, los críticos suelen tratarla con condescendencia a la hora de evaluar su filmografía. Es verdad que se trata de la única mujer que los estudios reverencian y dan luz verde sin escatimar, porque confían en su capacidad de convocatoria con un público mayoritariamente femenino. Pero tal vez por la misma razón, muchos la consideran una simple fabricante de un subproducto para post-menopáusicas.

Su último filme cuenta la historia de una señora que ya ha pasado la cincuentena y desde hace diez años está divorciada de un hombre que, como era previsible, la dejó por una mucho más joven. Pero, como suele ocurrir en las tramas de la popular directora, la mujer madura es quien tiene la última palabra. En esta ocasión, la versátil Meryl Streep recupera, en calidad de amante, a un ex marido fatigado de un nuevo hogar que ya no le resulta tan novedoso. La esposa abandonada vuelve a seducir a un díscolo y divertido Alec Baldwin, y en este súbito joie de vivre su canto de sirena acaba por atraer a un nuevo pretendiente encarnado por un Steve Martin más comedido. 

Como era de esperar, el enredo de un triángulo amoroso está servido y una rejuvenecida Streep despliega todos los efluvios de un magnífico vino añejo. Frente a la hiriente lozanía de quien en su día resquebrajó un hogar aparentemente perfecto y con tres retoños, arrasa el encanto sereno y otoñal de una dama que lleva por bandera sus arrugas. Porque para Nancy Meyer y la legión de féminas que se identifican con sus filmes, no hay peor enemigo que la juventud de otras. La culpa no es tanto del esposo en plena crisis de los cuarenta y dispuesto a huir hacia delante, sino el verdor primaveral de las muchachas en flor que pululan como abejorros en el intrincado jardín matrimonial.

A Nancy Meyer los críticos le reprochan el esquematismo de sus guiones, poblados por el discreto encanto de una alta burguesía donde las matronas acomodadas lloran sus miserias en unas mansiones divinamente decoradas. Y las feministas ponen el grito en el cielo porque la directora se resiste a contarnos la tortuosa emancipación de la esposa que resurge de las cenizas del fracaso conyugal. It´s complicated resuelve el dilema dentro de los amables códigos de la comedia de alcoba, donde las ensoñaciones de las mujeres son una continuación de las que tuvieron cuando jovencitas, sensibleras y de color de rosa. El fin siempre es el mismo: fueron felices y comieron perdices.

Meyer sabe que sus heroínas, a punto de rozar la edad de la jubilación, ya no pueden contemplar la vida como una mullida nube de algodón, porque en el camino se les han extraviado sus príncipes azules con Maléficas que no llegan a la treintena. Pero aún así, insiste, hay vida después de que te dejen plantada tras un divorcio cruento. Con los hijos crecidos y el nido vacío. A pesar de los michelines y sin ayuda del botox. En el cine la gente reía a carcajadas, a veces lloraba y, sobre todo, se percibía el entusiasmo colectivo de las mujeres que se meten en la piel de la grandísima Meryl Streep. Las mismas que alguna vez creyeron no tener fuerzas para levantarse de una cama que se les había quedado grande de tanta soledad y tristeza.

Es inútil, y hasta tonto si me apuran, enojarse demasiado con estos veniales actos de venganza que Nancy Meyer le regala periódicamente a la ninguneada franja de las cincuentonas. Lo cierto es que en la era del match.com hay mucho amor que repartir. Y los brazos de la mujer madura nunca han estado más dispuestos y tonificados para amar y ser amados.

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