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Ignacio Moncada

Un político en apuros

No hay nada más peligroso que un político en apuros. El instinto de supervivencia política del equilibrista Zapatero, junto con su escaso reparo para comerciar con libertades de los ciudadanos, hará que le conceda al PNV y a CC todo lo que pidan.

A todos nos cabrea volver de vacaciones. O, en ausencia de vacaciones, que se termine el verano. Algunos vuelven al trabajo, o a las clases. Otros pasaron el último mes trabajando, pero al menos sin tráfico ni excesivo estrés. Muchos regresan a la búsqueda activa de empleo, y a las frustraciones que conlleva. En fin, que de golpe volvemos al mundo de las preocupaciones, y hasta el tiempo se enfría de repente. Pero apuesto a que a la mayoría de españoles hay algo que les irrita más que volver de vacaciones: que regresen los políticos. Con lo tranquilos que estábamos.

El curso político se plantea duro para el presidente del Gobierno, e insoportable para el contribuyente. A Zapatero se le agolpan tal cantidad de dificultades que flota la permanente sensación de que el Gobierno está en liquidación política: partiendo de la pataleta sindical, pasando por la crisis que no remite, y desembocando en una batería de elecciones autonómicas que empiezan por Cataluña, y que amenazan con hundir el socialismo español. Pero todo ese amplio rango de asuntos espinosos se estrecha en otoño formando una angosta pasarela, casi un cable de funambulismo, del que si el Gobierno se cae pone fin a la legislatura: la aprobación de los Presupuestos 2011. El propio Partido Socialista ha asumido que no sacarlos adelante supondría llamar al camión de la mudanza a La Moncloa, y ver a Zapatero saliendo por la puerta de atrás con el consensuado cartel de peor presidente de la democracia.

No hay nada más peligroso que un político en apuros. La posibilidad de que el Gobierno no logre aprobar los presupuestos existe, pero lo cierto es que es muy remota. El instinto de supervivencia política del equilibrista Zapatero, junto con su escaso reparo para comerciar con libertades y derechos de los ciudadanos, hará que le conceda al PNV y a Coalición Canaria todo lo que pidan: dinero, competencias, un nuevo estatuto o, si se tercia, hasta la hucha de las pensiones. Escribe Ignacio Camacho en ABC que "nadie sabe cuántas vidas políticas tiene Zapatero, pero que de momento ya ha resucitado de dos presuntas defunciones". El problema es que cada vez que revive a los ciudadanos nos sale carísimo. Y ante tan amargo panorama, no es de extrañar que la gente prefiera que se quede en el río Porma, pescando truchas con mosca ahogada.

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