Hace mucho que la sociedad mantiene:
a sus servidores públicos: maestros, médicos, oficinistas y probos funcionarios en general
a los marginales y suplentes contratados que con muchas menos garantías ocupan sus funciones
a sus representantes que equilibran el sistema de decisiones
a los hábiles trepadores en las ramas de la burocracia: los más hábiles hace mucho que se dedican al cultivo y acondicionamiento de las nuevas ramas a que quieren trepar. Una de ellas es la de esbirros y vasallos ""partidos"" calle ""asociaciones"" ""sindicatos"" pagados con poco disimulo del erario público
Ya no podemos más: impuestos, tasas, carencias, inflación, carestía, y ahora: una nueva clase gobernante, pero con trenzas mugrientas y tatuajes vomitivos; eso los que no llevan la pólvora en las manos
Si en más de una ocasión he mostrado discrepancia con el contenido de sus artículos, con el de hoy la sintonía es perfecta.
Este movimiento –revolucionario como usted muy bien dice- no es en absoluto espontáneo. A poco que se analicen sus actuaciones y por poca luz que desprendan las neuronas de algunos cerebros, es imposible no ver las manos que mueven los hilos de todas estas marionetas. No las ven porque no quieren verlas.
El planteamiento de los organizadores es casi perfecto. Para vender cualquier producto de consumo es importante elegir bien el nombre, y esta gente ha encontrado la palabra perfecta para llevar a las masas por donde indica quien lleva el cencerro: ¡INDIGNADOS!
Universal: distribuida gratuitamente por Internet a través de las redes sociales. Simple: una sola palabra fácil de entender por todos los habitantes del planeta por torpes que sean. Eficaz: capaz de movilizar a descontentos de todos los regímenes políticos democráticos -los totalitarios no se lo permiten-.
Ciñéndome a España. ¿Quienes no estamos indignados con los Bancos y Cajas de Ahorros, auténticos vampiros, favorecidos por leyes que les permiten cláusulas abusivas en sus contratos y comisiones a “pajera abierta”? ¿Quién no va a indignarse cuando, a quien después de haber pagado una buena parte de la vivienda que con enormes sacrificios ha ido dedicando la mitad de sus ingresos, el Banco o la Caja de Ahorros se queda con la casa, los echa a la calle, y además, les embarga el resto de bienes y el sueldo presente o futuro que pueda tener porque las leyes así lo permiten? ¿Quién no se indigna ante el derroche que los políticos hacen con el dinero de los contribuyentes o con la corrupción de muchos de los que manejan presupuestos o influencias políticas? ¿Quién no se indigna con las mentiras de los que nos gobiernan? ¿Quién no se indigna con…? ¡Son tantos los motivos!
Salvo una minoría privilegiada, todos tenemos razones para indignarnos. ¡Yo también soy un indignado! No solo por todo cuanto anteriormente he expresado y por muchas más cosas, también, por la actuación de esos que quieren registrar para sí la marca “Indignados”, y, que con el amparo de los engañados, violan sistemáticamente el derecho de los demás y las leyes que el resto de ciudadanos respetamos y cumplimos y, lo peor es, que lo hacen con el consentimiento y amparo del Gobierno, el impulso del PSOE e IU y el apoyo directo en las calles de sus sindicatos.
Quizá me equivoque, pero creo, que lejos de dar votos a Rubalcaba las actuaciones de los “Indignados”, le restará.
Virholmes, 17/10/2011.
Extraordinario análisis. ¡Indignados frente a demócratas! Ésta es la única realidad que estamos viviendo con estos vividores y revolucionarios antidemócratas. Agitación y propaganda, son marxistas a veces teñidos, en la mayoría de las ocasiones bañados de rojo del peor estilo... Qué nos espera hasta el 20-N... seguro que todavía más intranqulidad social, o sea, menos democracia.
La indignación colectiva por un motivo abstracto puede que obedezca un “complejo timótico” pero dudo que éste fuera el motor que empujo a miles de personas a manifestar su indignación en 951 ciudades de 82 países. Es más, creo que sus impulsos timóticos eran más prosaicos que los proporcionados por cualquier abstracción ya que la gente suele indignarse más cuando se queda en paro, pierde la casa, le bajan el sueldo, le congelan la pensión, etc. que para protestar, por ejemplo, contra el “sistema”, la “sociedad” o “la existencia del mal en el mundo”. Para estar indignado las personas necesitan una fuente de la indignación, concreta y real identificada según sus propios intereses, principios, ideas o creencias; no se puede estar indignado sin motivo.
Cualquier ciudadano debería tener el derecho a expresar su malestar, sin menoscabo de la crítica legítima y la libertad del prójimo, desde puntos de vista políticos pero también de “carácter religioso o moral”, como “una especie de odio universal a la injusticia terrena” o “la existencia del mal en el mundo”. ¿O es que no sirve la teodicea para completar nuestra visión del mundo más allá de habernos quedado en paro o perdido la casa? ¿O es que acaso la oposición al mal del mundo basado en la permisión de la misericordia de un Dios omnibenevolente surge también de una “enfermedad social”?
Siguiendo a Santo Tomás todos podríamos ser capaces de aprovechar los impulsos “timóticos” hacia lo bueno, pero por lo visto hay unos “dirigentes totalitarios encuadrados en turbas urbanas que sólo aspiran reventar la democracia” y unos indignados “violentos que imponen por la fuerza su convicción para tratar de destruir la libertad individual y la tranquilidad social”. El nuevo fenotipo “indignado timótico” sería la versión nacionalsocialista del indignado folklórico del “perroflautismo” convertido por la ley del número; no resulta convincente, sería más sensato aplicar el principio de parsimonia, escapar de burdas y estereotipadas generalizaciones y ver, por ejemplo, cuales “propuestas indignadas” se harán realidad (reforma electoral o de la Administración, control de las prebendas de los políticos y de la fuga de capitales a paraísos fiscales, dación en pago, defensa del consumidor, prohibición del rescate a los bancos, etc.)
Saludos.
Media bandera de la legión y en un cuarto de hora estos piojosos y sus jefes Burralcabra y Callomalayo estarían fuera de combate.
A todo esto... ¿ que dice el Bobón ?.