Menú
Gina Montaner

Oswaldo Payá: la hora de los justos

Algún día se abrirán los archivos que dejarán al descubierto todas las atrocidades de una dictadura que personajes como Cayo Lara han apoyado sin el menor sonrojo.

Al dirigente de Izquierda Unida Cayo Lara le gustaría sepultar del todo la memoria de Oswaldo Payá. Lo ha hecho con una alusión claramente desdeñosa al referirse a la trágica muerte de una de las figuras más importantes de la disidencia cubana.

Por lo pronto, este defensor a ultranza de la dictadura castrista se ha apresurado a calificar el confuso accidente de tráfico en el que perdió la vida el líder del Movimiento Cristiano de Liberación, de un siniestro vial más de los muchos que ocurren. Podría ser. O tal vez no. Porque, y Cayo Lara lo sabe bien, la vida de un opositor demócrata bajo una tiranía siempre corre más peligro que la de un simple ciudadano. A los riesgos del día a día hay que sumar las maniobras de sistemas totalitarios dispuestos a eliminar sin contemplaciones al enemigo.

Es evidente que el aliado de los Castro en España ha pasado por alto las palabras de la hija de Payá desde la Habana, al afirmar que finalmente el gobierno cubano ha acabado por matar a su padre. O las primeras versiones que se les atribuyen a los dos supervivientes que acompañaban a Payá en el vehículo, el español Ángel Carromero y el sueco Aron Modig. Desde el hospital de Bayamo donde se encuentran internados, llegan informaciones de que un vehículo pudo haber embestido el auto en el que viajaban junto con Harold Cepero, otro activista cubano que también ha fallecido.

Es evidente que cuando Cayo Lara expulsa perlas ensangrentadas de su boca finge ignorar que desde su juventud Payá fue objeto de acoso político. Difícilmente desconoce que su Proyecto Varela, con el que en 2002 entregó a la Asamblea del Poder Popular más de 11.000 firmas de ciudadanos que proponían un referéndum para una transición democrática, redobló la persecución de un régimen que los acorraló a él y a su familia hasta el final.

Los medios oficialistas han informado del "lamentable accidente", pero tratándose de un gobierno que fusila, encarcela y condena al destierro a muchos de los que se atreven a alzar su voz, mientras no se demuestre lo contrario, sobre los Castro se ciernen las sospechas más negras porque ellos sólo saben de crímenes, abusos y ocultamiento.

Como sucedió en el exbloque soviético, algún día se abrirán los archivos que dejarán al descubierto todas las atrocidades de una dictadura que personajes como Cayo Lara han apoyado sin el menor sonrojo. Será el momento de reivindicar la memoria histórica de lo que el castrismo ha pretendido borrar a sangre y fuego. Todo llega. Hasta la hora de los justos. Nunca te olvidaremos, querido Oswaldo.

En Internacional

    0
    comentarios