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Cristina Losada

En Galicia no se cazan leones

Mientras el nacionalista catalán cree que está en Suecia y el resto de España es Zambia, el gallego cree que está en Zambia por culpa de Suecia.

Una, que ya sólo milita contra tópicos como la anomalía española, también lo hace, en consecuencia, contra los que afectan por el mismo flanco a Galicia. Pero si no quieres caldo, dos tazas. Porque esta campaña electoral nos ha devuelto al universo pintoresco del folclore, por obra de aquello que un asesor americano llamó la teoría del foso de la orquesta. La cosa es así: si hay dos tipos en un escenario y uno dice "Tengo una solución para salir de la crisis" y el otro se cae al foso de la orquesta, no hay duda de cuál de ellos saldrá en las noticias de la noche. Igual en lo nuestro. Quien ha salido a esgalla en las noticias, columnas dóricas y apuntes barrocos suscitados por las gallegas ha sido un personaje que pide plaza en un plató de Berlusconi. Así como citación judicial por acusar a Feijóo de matar a más gente que ETA. En honor de viejas payasadas, sus seguidores se acaban de proclamar, qué risa, o exército zapatista galego.

Mientras el nacionalista catalán cree que está en Suecia y el resto de España es Zambia, su alter ego gallego cree que está en Zambia por culpa de Suecia. A cristalizar esa imagen de la Galicia perpetuamente atrasada contribuyó el personaje cuyas poses y atrocidades hoy gustan tanto en las redes. Aunque hace tiempo que pasó a fósil, siempre hay revivals de aquella tierra de mujeres de pañoleta negra y labradores con maletas de cartón, como el que montaron los de Nunca Máis. Dicho sea de paso, quien quiera saber algo del accidente recurra al libro Prestige. La fuerza de los hechos, fruto de los desvelos del equipo de Enrique López Veiga, entonces consejero de Pesca. Los hilillos también están ahí, con su etimología: la expresión la acuñaron los científicos. Pero qué pueden los hechos contra el mito. Lo mismo nos pasa con Galicia. Parece que sin atraso y sin miseria, sin agravios y desprecios, igual que sin meigas y trasgos, no somos nada. Así quieren vernos unos y quieren otros que nos vean.

Una, que leyó a Valera al tiempo que a Valle-Inclán, cuando en el bachillerato enseñaban a apreciar pero no obligaban a leer, y menos al juntaletras regional de moda, diría que hay gente por ahí que cree que en Galicia se cazan leones. Y esto no era alusión al personaje que se ha labrado en la vistosidad de lo estrafalario. Al final voy a tener que dar la razón a quienes, a falta de una Cicciolina o un Beppe Grillo, se fijan en un tronado. Pues a diferencia del británico partido de los Monstruos Totalmente Locos –mucho más simpático, dónde va a parar–, el del zapatista, con los cuatro comunistas del lugar, puede llegar al Gobierno.

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