Menú
Francisco Aranda

Los enchufes del alcalde Pedro Pacheco

Pacheco no era un enchufador, sino una potente central eléctrica capaz de dar luz a todo Nueva York.

Leo con tristeza la noticia de que el exalcalde de Jerez Pedro Pacheco ha sido condenado a cuatro años y medio de cárcel por enchufismo. Creo que la privación de la libertad es lo más terrible que le puede suceder a una persona, así que lo lamento de verdad. En cualquier caso, no deja de ser curioso que la condena le haya caído sólo por enchufar a dos personas. A ver, Pacheco no era un enchufador, sino una potente central eléctrica capaz de dar luz a todo Nueva York, ciudad a la que por cierto le gustaba acudir con su cohorte de pelotas a correr su famoso maratón.

Los que hemos vivido en Jerez durante el régimen de Pacheco, aunque tuviéramos una corta edad, percibíamos que don Pedro era algo más que un alcalde. No había un alfiler que se moviera en la ciudad sin que él lo hubiera aprobado previamente. Cuando se iba de vacaciones dejaba su coche oficial en la puerta del Ayuntamiento para que nadie se relajara.

Fue un tipo muy inteligente, con una enorme capacidad de trabajo y dotado de gran liderazgo, aunque todo ello enfocado erróneamente. Al mismo tiempo, estaba también lleno de complejos. Odiaba a quienes tenían apellidos de prestigio, porque en el fondo quería ser como ellos, pero sabía que nunca lo sería. Fue el clásico tipo de izquierdas al que le encanta vivir como uno de derechas (todo ello en el más tópico sentido de la palabra). Se hizo famoso por ordenar el derrumbe de una planta de una casa de la exmujer del cantante Bertín Osborne, y terminó viviendo en un chalet (más grande que aquél) y diseñado por un arquitecto de postín. Este es el ejemplo que mejor le describe.

Aparecía asiduamente en los medios de comunicación, normalmente criticando a otras Administraciones, lo cual provocó un terrible aislamiento de la ciudad. Criticó muchísimo al PSOE, pero sólo cuando decidieron no contar con él en Andalucía/España/el mundo. Utilizó la ciudad para proyectarse fuera, por eso la llamaba ciudad-estado, pero para él fue un trauma no conseguir ser más que un alcalde de pueblo (aunque fuera un municipio con el prestigio de Jerez).

Aún se escuchan los insultos que propinaba a la oposición municipal durante la celebración de los plenos. Ni los miraba. Jerez ya estaba conquistado, sus objetivos eran otros muy superiores y él no estaba para perder el tiempo.

Pero, anécdotas aparte, lo grave es que Pacheco hundió Jerez desde el punto de vista empresarial. Expulsó a las bodegas de la ciudad, eliminó la Caja de Ahorros de Jerez, echó a la sede del Banco de España, obstaculizó inversiones privadas y situó a la ciudad como punto negro para cualquier empresario. Eso sí, construyó glorietas en cada esquina y levantó más aceras que en el imperio romano.

También recuerdo una brutal huelga de bodegas, en la cual el alcalde se posicionó a favor de los sindicatos y en contra de las empresas. Se decía en la ciudad que incluso los llegó a apoyar económicamente para que pudieran aguantar más tiempo. Por cierto, que los escraches ya se pusieron en práctica en Jerez hace más de veinte años, cuando en las fachadas de las casas en las que vivían los directivos de las bodegas se pintaban cruces negras y se pegaban pasquines insultantes. Eso sí, el alcalde tenía como coche oficial el Audi más grande que jamás he visto, y sus zapatos se los compraba en Italia.

A cambio, toda la economía de la ciudad se centraba en el Ayuntamiento (en el holding empresarial del Ayuntamiento, como él solía decir). Recuerdo una ocasión en la que me espetó: "Aranda, aunque te pese el Ayuntamiento es la primera empresa de la ciudad". Sobra cualquier comentario. Presumía de que su ayuntamiento era el primer empleador de la ciudad. El gran chollo en la provincia de Cádiz era conseguir trabajar en el ayuntamiento de Jerez, porque era donde más se pagaba, con diferencia.

Como se enemistó con las empresas bodegueras, se hizo construir una bodeguita en el ayuntamiento para invitar a sus amigos y visitas, como la que instaló Felipe González en La Moncloa.

Fueron famosas las quejas de diferentes representantes diplomáticos porque les daba plantón cuando eran invitados a la ciudad por las empresas bodegueras. No paró hasta que eliminó la Fiesta de la Vendimia como herramienta de relaciones públicas del vino de Jerez hacia el exterior. No podía permitir que la ciudad fuese conocida por su vino, porque él ahí no pintaba nada. Una pena que tardara veinte años en darse cuenta de la importancia de esa industria y refundara la Fiesta de la Vendimia, eso sí, a su estilo, es decir, usted deme la pasta que ya haré yo lo que crea oportuno.

Su habilidad política llegaba a tal punto que controló cualquier movimiento social, desde las asociaciones de vecinos hasta las cofradías. Se le escapó el equipo de fútbol en una etapa gloriosa para el club e hizo todo lo posible por hundirlo. En Jerez tenías que caerle bien a Pacheco, porque de lo contrario lo tenías todo en contra. Eso sí, si estabas de su lado podías contar con financiación, una sede, etc.

Pocos aguantaban mucho tiempo a su lado. Aquellos que tenían un mínimo de formación o sensatez, acababan abandonándolo en su carrera hacia la locura. Otros con menos posibilidades intelectuales aguantaban carros y carretas. Recuerdo entre las personas que más tiempo estuvieron a su lado a un simpático pintor (de brocha gorda) que, estando al frente de la Delegación de Fiestas, afirmó que la escasa afluencia de turistas a la ciudad estaba provocada por la falta de clubs de alterne.

El resultado de toda aquella borrachera de totalitarismo provinciano fue que el desarrollo de la ciudad quedó en manos del monocultivo consistorial, un depredador que acaba con todo. Una gran ciudad, como afortunadamente sigue siendo Jerez, quedó ahogada y sin fuerzas. Pero hay futuro. Ahora me consta que el nuevo Gobierno municipal hace enormes esfuerzos por solucionar esa terrible situación, y Jerez vuelve a ser un lugar donde se recibe con los brazos (que no con las manos) abiertas a los inversores. Además, cuenta con una población trabajadora, creativa y optimista. Por favor, no piensen ya en Jerez como una ciudad intervenida por su alcalde. Aquello fue una pesadilla.

Temas

En España

    0
    comentarios