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Antonio Robles

Desolador Primero de Mayo

En Cataluña, hoy, ni hay productividad ni parece que importe otra libertad que la nacional.

Resulta aleccionador asistir a la manifestación del 1º de Mayo en Barcelona en estos años de agitación nacional. La tentación de compararla con las manifas del derecho a decidir es irresistible... y desoladora. Con una sola mirada abarcas la escasa asistencia y entiendes la gran traición a los trabajadores, de los sindicatos de clase. Con un golpe de vista aprecias la escasa diferencia de símbolos y colores, o su mezcolanza, para ser más exactos, con las manifestaciones identitarias. Las franjas del territorio han desdibujado el rojo revolucionario y el alma internacionalista de su naturaleza. Da la sensación que aquello de "Los obreros no tienen patria" no va con Josep Maria Álvarez (UGT) ni con Joan Carles Gallego (CCOO), sobre todo si te paras en el bronceado exquisito del asturiano. Han estado tan ocupados últimamente en trabajar para la oligarquía política catalanista que se han debido de olvidar hasta de por qué tienen más citas con cócteles independentistas y conchabeos institucionales que con la defensa de los intereses de los trabajadores. Su descaro ha llegado tan lejos que hoy uno y otro han puesto el derecho a decidir en el centro de sus reivindicaciones, y el increíble Pepe Álvarez ha vuelto a defender la inmersión como modelo de cohesión social un día después de que el TSJC haya devuelto a los ciudadanos el derecho a poder estudiar también en castellano. C’s les ha querido dejar en evidencia y en rueda de prensa previa adelantaron, a través de su secretario de Organización, José Manuel Villegas, que no asistirían a la concentración en Barcelona "por la complicidad que UGT y CCOO han mostrado con el proceso separatista de Artur Mas".

La luz intensa de la mañana dejaba ver claros como calvas de búfalo en la Vía Layetana. Ni estirándose y extendiéndose daba sensación de aglomeración. Un ciudadano no advertido hubiera jurado que Cataluña carece de Gobierno autónomo y de cuarenta mil millones de euros de presupuesto. A juzgar por las pancartas sólo Rajoy centraba las iras del proletariado. Hube de recorrer de la cabecera hasta la cola de la manifestación para encontrar por fin una pancarta donde además de atizar a Rajoy incluyeran a Artur Mas. ¡Qué capacidad la del nacionalismo para esquivar responsabilidades con artimañas tan antiguas como la patria! La firmaba UCE, Unión Comunista de España, un partido internacionalista extraparlamentario: "Contra el saqueig de Mas i Rajoy". Desolador ver cómo los sindicatos de clase de Cataluña no tienen un solo gesto simbólico contra los chanchullos de la familia Pujol, el desmantelamiento y la deslocalización industriales, contra la degeneración política tramada alrededor del Palau de la Música o el despilfarro en proyectos independentistas a pesar del lamentable estado en que están la sanidad, la educación, la investigación científica o las ayudas a autónomos y pequeñas empresas. Por supuesto, ni un solo detalle contra el saqueo de los cursos de formación en Andalucía. Seguramente estos detalles de los compañeros de Andalucía les quedan muy lejos. O muy cerca, porque la obediencia de los Álvarez de turno al poder en Cataluña tiene mucho que ver con los cursos de formación. Pero en estas como en otras cosas nada edificantes Cataluña es un oasis; aquí será muy difícil aprovechar una grieta en esta tupida red clientelar tejida por el negocio nacional de la independencia. Abandonados a su suerte se arrastraban los trabajadores de Panrico, Coca Cola, Cortefiel, Alstom, TV3 y Bomberos de Barcelona. Problemas reales disueltos en las ficciones identitarias de sus dirigentes sindicales.

En una sociedad donde el paro llega al 25% y el Primero de Mayo es cien veces menos importante que cualquier convocatoria identitaria, algo no funciona bien. La defensa del trabajo y de un sueldo digno es la consecuencia de una sociedad productiva y libre. En Cataluña, hoy, ni hay productividad ni parece que importe otra libertad que la nacional.

Me crucé con Pere Navarro, le di ánimos y le deseé suerte. La necesitará, la maquinaria mediática del nacionalismo vomita pestes desde que relacionó la agresión sufrida el pasado domingo con el clima de crispación que está creando el nacionalismo. ¿Cómo iban a consentir poner en cuestión el alma inmaculada del independentismo catalán? Viven de esa imagen, matarán por ella.

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