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Pablo Planas

La 'gauche tonic' de Pedro Sánchez

Toda la telegenia que le sobra es lo que le falta de credibilidad, responsabilidad, experiencia y auténtica preparación.

Toda la telegenia que le sobra es lo que le falta de credibilidad, responsabilidad, experiencia y auténtica preparación.

El líder socialista no ha pisado la calle desde que le pusieron al frente del naufragio de su partido. Más de grado que por la fuerza, ha cambiado la tortilla de patatas y las cañas del Bar Paco por los dados de atún y los gintonics con pepinos y pimientas, de tal manera que en vez de proyectar la imagen de un líder de la izquierda emite la onda de figurante en un anuncio de vermú. Es un maniquí, un galán, cualquier cosa menos lo que se pueda esperar de cuajo, sustancia, formación y rigor en un dirigente político. Toda la telegenia que le sobra es lo que le falta de credibilidad, responsabilidad, experiencia y auténtica preparación.

Abducido por los asesores de comunicación y por los analistas de encuestas, seducido por el ambiente de los desayunos que frecuentaba el pequeño Nicolás, los salones del Círculo Ecuestre y los techos del Palace, la nueva vida de Sánchez es como la de un tronista de Telecinco, de fiesta en plató. Prueba de ello es el nuevo formato de mitin de su equipo de comunicólogos. Se trata de acciones informativas por sorpresa, golpes audaces de comunicación, nada más y nada menos que encuentros en locales de moda, en la línea bochi, de bohemio y chic.

En el colmo del arrojo, Sánchez ha llegado a improvisar un unplugged en el Válgame Dios, establecimiento madrileño en el que disertó ante un selecto y ecléctico público de periodistas y se tomó dos gintonics con lima. Lo cuenta la cronista social Joana Bonet en La Vanguardia:

Hace tres días, Pedro Sánchez llegó al Válgame Dios, un restaurante-lounge regentado por Beatriz Álvarez, protectora de artistas –habrá que ir pensando en montar asociaciones que los amparen igual que a los animales ante la tan arraigada pretensión de que la cultura es gratis–, dispuesto a conversar sin otro objetivo que el de dejarse conocer fuera de la pantalla, y de paso sumar migas.

Escribe Bonet también que esas fiestas son la gracia de Madrid cuando se conoce a the right people.

Válgame Dios, la revolución: de la gauche divine a la gauche tonic, pijos pero no superpijos. Mientras tanto, Iglesias, Monedero y Errejón conspiran en la cervecería Tócate los Cojones de la Universidad de Málaga.

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