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Tomás Cuesta

"Què és això?" y otras preguntas con respuesta

Que Mas-Colell se haga de nuevas pone de manifiesto que el subidón soberanista empieza a diluirse en la hipocresía amnésica.

Que Mas-Colell se haga de nuevas pone de manifiesto que el subidón soberanista empieza a diluirse en la hipocresía amnésica.
El consejero Mas-Colell en una sesión parlamentaria | EFE

Andreu Mas-Colell ha sido, según cuentan, el primer integrante del gabinete de Artur Mas que, en el sancta sanctorum de las sesiones del consejo, ha puesto en entredicho el rumbo del procés y la capacidad del timonel para enfrentarse a la galerna. La escena -que La Vanguardia describió morosamente en una extensa crónica con tufo a contraseña- refleja el estupor del conseller de Economía cuando, tras zambullirse a gafas remangadas en la espesura de la declaración de guerra que el Parlament de Cataluña quiere poner en suerte, se despachó con un airado "Què és això?" que pregonaba su ignorancia y, en cierto modo, su inocencia.

Ni que decir tiene que el honorable Mas-Colell no puede estar más lejos de esa atorrante patulea que, so capa de tundir la independencia a palo seco, quiere poner en solfa una utopía antisistema. Y tampoco es un hombre que encaje en los baremos de esa legión de paniaguados que campan a su vera. Doctor, con campanillas, por la Universidad de Minnesota, docente "coast to coast" desde Harvard a Berkeley, Andreu Mas-Colell sería alguien que, en principio, le ha entregado a la causa más y mejores prendas de las que ha recibido de ella. De ahí que el levantisco "Què és això?" que puso al president contra las cuerdas tenga el regusto atávico del "No es esto, no es esto" con el que Ortega apuntilló a una República inclemente.

Sin embargo hay preguntas que, formuladas a destiempo, acaban revolviéndose igual que un bumerang y estampillándose en la boca de aquel que las plantea. Que el honorable Mas-Colell, que se ha pasado un lustro trucando las balanzas y lustrando la quiebra, ahora se llame a escándalo y se haga de nuevas, pone de manifiesto que el subidón soberanista empieza a diluirse en la hipocresía amnésica. La cosa es que, hoy por hoy, ha cundido el tembleque y el gemebundo "Què és això?" con el que el titular de los dineros levantara la liebre, corre de boca en boca y medra de jeta en jeta. Urge encontrar un chivo expiatorio que cargue al mismo tiempo con la culpa y las deudas mientras los capitostes de la sociedad civil (de esa "onorata società" amamantada por el régimen) se ocupan de que el crimen parezca un accidente.

No obstante, es de cajón (de mico, por más señas) que los disparatados fraticelli de la CUP son solamente la guinda de un pastel apelmazado e indigesto que Artur Mas, "bon profit!", habrá de comerse entero. Pero, llegados a este punto, también es evidente que la responsabilidad del arrebato de locura que ha transformado este país en un infame cotolengo recae, "fifty-fifty", en los orates y en los cuerdos. ¿O es que acaso no fueron los heraldos del seny los que se echaron a la calle buscando emociones fuertes y propiciaron la coyunda de la chusma y la élite? ¿No fue esa burguesía cosmopolita y posmoderna la que menospreció la Corte y bendijo la aldea? ¿No fueron los pancistas empesebrados en los medios los que prestaron alas y voz al gatuperio?

Lo pasmoso es que venga Mas-Colell a interpretar el papelón de sabio despistado, cejijunto, perplejo, que, a estas alturas del partido, ignora "Què és això?" y en qué consiste el juego. Pues "això", señor mío, es lo que usted y sus cómplices engendraron con odio y abonaron con euros. Y por "això", si aún hay leyes, deberán rendir cuentas.          

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