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Pablo Planas

Mas, 'Terminator next generation'

Es mucho peor. Artur Mas es la última generación de un depredador monstruoso que combina lo peor de los vampiros con lo más abyecto de los zombies.

No es como el día de la marmota ni como el cuento de Monterroso. Es mucho peor. Artur Mas es la última generación de un depredador monstruoso que combina lo peor de los vampiros con lo más abyecto de los zombies en versión Robocop, Terminator y la mosca del vinagre. Es indestructible. No se ha encontrado todavía la forma de acabar con la carrera política del fenómeno nacionalista, refundador de Convergencia y president vitalicio en funciones de la Generalidad.

Pierde y pierde elecciones con la regularidad de un metrónomo y la persistencia con la que corre el muñeco a pilas; es una máquina de destruir votos, un comevotos insaciable, el T-1000 de Terminator 2, mercurioplomo que se disuelve a altas temperaturas para tomar forma con el frío. Elástico, dúctil, estirable, encogible y tendente a la supervivencia en los más crueles entornos. Mas, el villano por antonomasia, ese personaje de terror al que decapitan varias veces y todavía está allí.

Convergencia derrama votos a paletadas, así como la mayoría, la alcaldía, la decencia y cualquier atisbo de dignidad, pero ahí sigue. Elección tras elección, y van un quintal, el partido de Mas casca y le abandonan más votantes. Empero, resiste, aguanta y permanece. Al despertar, en la resaca electoral, Freddy Krueger está pasando sus uñas por la pared del pasillo.

No tiene remedio. Artur Mas bailará sobre nuestras tumbas. Un día no le votará nadie y ganará las elecciones. El desastre de su partido en el 20-D debería ser suficiente para que él y su candidato, el inestimable Homs, dimitieran. Nada más lejos. Un triunfo, un éxito, un espaldarazo al proceso y el entremés de la gran investidura. Y todo eso pasando de 16 a ocho escaños, de 1.014.263 votos en 2011 a 565.501 votos este domingo. O sea, 448.762 votos menos. ¡Y dice que ha ganado las elecciones!

Siete vidas son las que tiene el cargador de repuesto del malvado. Una pesadilla. Piernas de plomo y Mas en lontananza, impasible, imparable, inasequible al desaliento y a los tiros, pedrás y puñalás del electorado. La niña de El Exorcista, el muñeco diabólico, el octavo pasajero, el jinete sin cabeza, Hal 9000, Jack Torrance y Artur Mas, el tresporciento enmascarado. Estamos rodeados.

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