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Antonio Robles

¿Quo Vadis, C's?

La inmersión no solo es un abuso contra los derechos lingüísticos sino también el instrumento más eficaz para fabricar independentistas.

Algo que jamás llegué a imaginar que pasase en C’s, comienza a tomar cuerpo, la renuncia paulatina a uno de los fundamentos por los cuales nació: luchar por la libertad lingüística. Y eso implicaba, antes que nada, acabar con la inmersión, paso previo para recuperar los derechos lingüísticos de todos los ciudadanos de Cataluña, reivindicar el derecho a estudiar en lengua materna, devolver a los padres la libertad para escoger la lengua vehicular de la enseñanza, y acabar con la exclusión. Y sobre todo, librar a la escuela del adoctrinamiento nacionalista para restituirle la función para la que fue concebida: instruir y educar en el conocimiento ilustrado.

Precisamente la inmersión ha sido y es la pieza imprescindible, la clave de bóveda del nacionalismo para adoctrinar a las futuras generaciones en el ideal identitario. Por eso todos los gobiernos nacionalistas han exigido blindarla, incluso ante la ley. Y por eso han incumplido sentencias judiciales del TC, del TS y del TSJC. La última vez, el pasado martes en el encuentro entre el presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont y el líder del PSOE, Pedro Sánchez. Así lo recogió La Vanguardia: "la inmersión lingüística se tiene que mantener absolutamente blindada y el Govern no aceptará ningún matiz, a lo que el líder del PSOE garantizó que el acuerdo con C’s no la pone en juego".

No es la primera vez que el líder del PSOE lo afirma desde su pacto con C’s. En su discurso de investidura habló de contentar a los catalanes con un nuevo estatuto y una ley de lenguas a través del "reconocimiento de la pluralidad lingüística de España", pero Albert Rivera, ni hizo mención ni le contradijo a pesar de saber que tal ley de lenguas es el último engendro diseñado por el PSC y los independentistas para todo lo contrario. E insistió en La Vanguardia, el 1 de marzo: "La inmersión lingüística no está puesta en cuestión en el acuerdo, al contrario." Unos días después, en RAC1, la catalana Meritxell Batet, miembro del equipo de Pedro Sánchez en las negociaciones con C’s reiteró lo mismo: "La inmersión lingüística queda intacta en el acuerdo con Ciudadanos". Iceta lo corroboró siendo cuestionado por Inés Arrimadas sin hacer sangre: <<El texto añade que se respetarán las competencias de cada autonomía "para establecer el peso ponderado de cada lengua en el horario escolar">> (El País (27/3/2016). Su alusión al modelo trilingüe como disculpa, vacío de contenido tal como se concibió en su origen, y el contradictorio recurso a las cuotas horarias a merced del gobierno nacionalista, que dejará, con toda seguridad, intacta la inmersión, abundan en la sospecha.

La flacidez de las respuestas desde Cataluña y la ausencia de réplica alguna por parte de Albert Rivera desde Madrid delatan un síntoma. Algo huele a podrido, a déjà vu, pero no desde el pacto, sino desde las elecciones autonómicas, donde la cabeza de lista, Inés Arrimadas no hizo mención alguna en los grandes debates sobre el problema lingüístico ni habló de la inmersión ni de las sentencias incumplidas por el departamento de enseñanza sobre la escuela, ni del monolingüismo de Ayuntamientos, universidades y demás instituciones. La inquietud de entonces se ha concretado ahora. El responsable de Cataluña, Carlos Carrizosa ha hecho declaraciones al respecto que confirman la deriva hacia posiciones menos beligerantes en el terreno lingüístico, con el objetivo, según El País, de expandirse e implantarse en la Cataluña interior:

Carlos Carrizosa, portavoz del grupo parlamentario, no lo ve como un cambio. "Es una evolución natural", dice. Los dirigentes admiten que necesitaban dejar de cuestionar el catalán para ampliar su electorado por el resto de Cataluña. "No puedes estar con un mensaje unívoco en cosas que no son prioritarias para la sociedad", explica.

¿Desde cuándo han dejado de ser prioritarias? Es sintomático el rodeo que hizo en la entrevista del canal 3/24 de TV3, donde el entrevistador le pregunta contundente: "¿Se han puesto de acuerdo ya con los socialistas para acabar con la inmersión lingüística?" Después de un largo circunloquio de mal pagador, acaba diciendo: "¿A usted le parece que esto es acabar con la inmersión lingüística?". Era fácil decir sí, o no, y explicarlo, pero parece que sobre tales temas han caído en el complejo del PSC. Mejor no tocarlo, porque si no pierdes por un lado, pierdes por otro.

¿Para esto luchamos tanto, tantos? El PP durante décadas utilizó la inmersión y los derechos de los castellanohablantes como moneda de cambio con Pujol. Como el PSC/PSOE. Hoy parece que C’s está disolviéndose en aquella definición que dio Josep Piqué cuando lo dirigía: "El PP ha de pasar desapercibido en el paisaje". De ahí sus contactos con UDC.

Los responsables políticos de esa deriva han de saber que la inmersión no solo es un abuso contra los derechos lingüísticos de media Cataluña (la otra media no la padecen porque estudian en su lengua) sino también el instrumento más eficaz para fabricar independentistas. Si hace dos días Albert Rivera tuvo que defender la unidad de España en el Congreso de los diputados, fue porque la inmersión la borra en la escuela. Acuérdate Albert, "una escola en llengua i continguts", su máxima. Y rectifica.

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