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Pablo Planas

Montoro y Junqueras, en sintonía

Por un lado se recibe ayuda del Estado, por el otro, se conspira contra el Estado. Ramonetas por la noche, disolutas de día.

Oriol Junqueras, el líder de la Esquerra Republicana y vicepresidente económico de la Generalidad, blasona siempre que puede de su condición de profesor universitario para distinguirse de la chusma iletrada que tanto abunda en la política y en su propio partido. Su graduación es la de doctor en Historia del Pensamiento Económico por la Universidad Autónoma de Barcelona, lo que no implica que tenga la más leve idea de lo que se trae entre manos. No obstante, ha advertido con la precisión de un virtuoso de la contabilidad la situación de la caja. No hay ni un duro. La Generalidad es sinónimo de bono basura y la credibilidad financiera de la administración catalana equivale a la de Somalilandia. Se lo habían advertido, pero carecía de los detalles y ahora sabe la razón por la que Convergencia le sirvió la consejería con patatas.

Ha tenido que pasar por la piedra y viajar a Madrid para recibir instrucciones de Cristóbal Montoro en el ministerio y ha sufrido el trago de quedar retratado al lado del prestamista. Junqueras el irredento junto a Cristóbal Mr. Burns Montoro. Tan impagable fotografía llevaba el título de "Sintonía técnica" en la portada de un periódico que proclama la independencia en cada editorial. Abrumado por el tamaño de las deudas y los vencimientos a corto plazo, Junqueras se habría humillado. Punto para Montoro. Pero esa interpretación esconde el esencial hecho de que si el Estado tiene que acudir al rescate de la Generalidad ya no es porque los ciudadanos de Cataluña se merezcan los mismos servicios que el resto de los españoles, sino porque está en riesgo la calificación financiera internacional del Reino de España.

Hasta el presente, el Gobierno justificaba el chorro de euros para la Generalidad con la tesis de que los catalanes no eran culpables de los desafueros de sus gobernantes sin atender a la grosera obviedad de que los recortes se producían en la sanidad, no en el proceso separatista de embajadas en Nueva York, subvenciones a los medios, manifas y propaganda antiespañola en Bruselas. Una chapuza. Pólvora del Rey contra el Rey.

Por lo demás, sin novedad en el proceso. Por la mañana se anuncia la creación de la hacienda catalana y por la tarde se retrocede a la casilla del derecho a decidir. Por un lado se recibe ayuda del Estado, por el otro, se conspira contra el Estado. Ramonetas por la noche, disolutas de día.

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