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Agapito Maestre

Lecciones de Panamá

Asombra conocer cuánta gente tiene dinero lícito o ilícito en un paraíso fiscal o como se llame.

Miércoles, 13 de abril, día gris. Amenaza lluvia. Pienso en las lecciones de Panamá. Asombra conocer cuánta gente tiene dinero lícito o ilícito en un paraíso fiscal o como se llame. Oigo la radio, dice un locutor que la Guardia Civil ha entrado en el consistorio de Granada y ha detenido al alcalde y al concejal de urbanismo. Mario Conde sigue en la cárcel. El ministro Soria quiere comparecer en el Congreso para explicar no sé qué lío de una empresa suya registrada en Inglaterra y que ahora aparece en los papeles de Panamá. El ruido de la radio me solivianta. Salgo a la calle. La gente camina rápido. Los comercios del centro aún no han abierto. No me apetece esperar más de una hora para comprar un libro. Sigo el ritmo que me impone la ciudad y aligero el paso hasta el metro de Sol. La plaza está repleta de camionetas de reparto y los mendigos rumanos, como todos los días, discuten con cierto sigilo sobre los mejores lugares para conseguir una limosna.

A la entrada de la boca del metro un joven pone en mis manos un periódico gratuito: 20 Minutos. Espero mi tren en el andén. Miro la portada: recoge una enorme foto de algunos jugadores del Real Madrid celebrando su triunfo en el Bernabéu; más abajo, ocupando un faldón, aparece una fotografía más pequeña de un camarero, una carnicera y un vendedor ambulante que, gracias a un concurso de cocina o algo así, se han convertido en empresarios de hostelería y restauración. Apenas sin tiempo para leer algo más, ha llegado mi tren de la línea 3. Sigo pensando en las lecciones de Panamá. ¿Se llevarán estos nuevos empresarios la pasta a Panamá? ¡Quién sabe! Los ilustrados en estas cuestiones de fraudes y no fraudes fiscales insisten en que cualquiera puede tener una cuenta en un país como Panamá. Está bien. Pero tengo la sensación de que no se creen mucho lo que dicen. Allá ellos con sus explicaciones y justificaciones de la gente con posibles en el extranjero. Miro a las personas que me acompañan en mi vagón y no creo que se crean mucho lo de la libertad de movimiento de los capitales.

Abro el gratuito por la página 3 y resaltan en negritas las declaraciones de Bertín Osborne: "Si tienes una sociedad en Panamá te miran peor que a Mario Conde". No le encuentro la gracia a la expresión. Y yo sigo impresionado por el número de españoles famosos que tienen dinero en ese país. Puedo llegar a entender que la gente que se dedica al dinero por el dinero, incluso honrados empresarios, coloquen su capital donde esté más seguro y la fiscalidad sea más baja, pero no me entra en la cabeza que un director de cine, un cantante y un actor se lleven sistemáticamente la pasta de España para colocarla a buen resguardo de no sé que turbulencias económicas y fiscales… No somos nadie para poner en tela de juicio a Almódovar, Imanol Arias, Bertín Osborne y otro ciento de personas por ser previsoras con sus ahorros, pero yo no dejo de asombrarme por esa capacidad de predicción de la gente con dinero. ¿Viajará ese personal con dinero en el extranjero alguna vez en metro? No saben lo que se pierden. Peor para ellos. ¡Cuántas cosas pueden leerse en este medio de transporte! Ahora mismo, que ya estoy llegando a la estación de Moncloa, me entero por 20 Minutos que a la gran María Moliner, cuyo Diccionario del Uso del Español cumple este mes de abril 50 años de su primera publicación, le dedican una opera que lleva su nombre en el Teatro de la Zarzuela. Eso sí que es un homenaje. Grandioso. Merecido. ¿Le dedicará alguien, cuando pasen 50 años, un recuerdo a los que tienen su pasta en Panamá? Lo dudo.

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