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Agapito Maestre

'Semana de Arte'

Creo que para la mayoría de los españoles, desde el punto de vista religioso, la Semana Santa no tiene ningún sentido.

La Semana Santa quizá sea una Semana de Arte. No se me ocurre otra frase mejor para resumir la semana próxima. La Semana Santa. El otro día me preguntaba Dieter Brandau: ¿qué significado tienen hoy las procesiones de Semana Santa? Mi respuesta fue inmediata: creo que para la mayoría de los españoles, desde el punto de vista religioso, la Semana Santa no tiene ningún sentido. Un mundo poblado de millones de diosecillos, o sea, un país totalmente paganizado, el significado teológico de la Semana Santa ha quedado reducido a su mínima expresión. La alianza de la astucia del Estado con la torpeza de la Iglesia Católica ha conseguido una especie curiosa de desamortización de un bien que la tradición cristiana había legado al catolicismo español. Hoy, seamos sinceros, la Semana Santa es solo un motivo, un reclamo, para atraer turismo del interior y del exterior de España. Es, perdonen la ironía, una treta del Ministerio de Hacienda para recaudar caudales.

Todas las procesiones de Semana Santa se han convertido en uno de los mejores productos que las comunidades autónomas ofrecen para los turistas. Es un medio para equilibrar nuestra balanza de pago. Terrible, sin duda, será está visión para los creyentes, pero así de cruda es la cosa. No hay pueblo en España que no aspire a que su Semana Santa sea catalogada como patrimonio artístico de la humanidad o como se llame. Los pueblos, las ciudades y las comunidades autónomas de España compiten por tener las mejores procesiones. Algo es algo. Pero no se diga que eso tiene un significado genuinamente religioso. El Dios de los cristianos representado en las procesiones estaba en poder de las manos muertas de la jerarquía eclesiástica, pero hoy ya son fenómenos públicos que apenas muestran su original sentido: la representación de la vida de Dios, del Dios Católico, en la tierra.

La pregunta básica de quienes se dedicaban a enseñar la religión cristiana era, e imagino que seguirá siendo, ¿Jesús es Dios? Sí, sí, era la respuesta inmediata. Espero que la respuesta siga siendo la misma, aunque con este Papa nunca se sabe qué pueda pasar… En fin, el primer dogma del cristianismo tenía en el catolicismo español su mejor manifestación teatral, o sea, una genuina representación de Dios en la tierra en las procesiones de Semana Santa, principal antecedente de ese género literario tan español que son los autos sacramentales, al que Calderón de la Barca elevó al grado máximo de excelencia. ¿Cree alguien hoy que las procesiones de Semana Santa de España tienen por principal cometido mostrar y vivir esa experiencia religiosa? No se engañen. Sean realistas. Para la mayoría de los españoles, incluidos los que se consideran cristianos, nada de eso tiene un significado genuinamente teológico. Las procesiones de Semana Santa han quedado vaciadas de sentido religioso y, su lugar, lo ha ocupado en el mejor de los caso la estética, incluso hay especialistas por todas partes en describir las diferentes formas de procesionar. Son famosos, por ejemplo, los locutores de radio especializados en describir determinados pasos de la Semana Santa…

En fin, amigo Dieter, el vaciamiento del sentido religioso de las procesiones, la representación teatral de la Pasión de Cristo, es total. Queda sin lugar a dudas la cáscara, la superficialidad y acaso un sentido estético de lo que el gran teólogo Karl Barth llamó la "teo-dramática", o sea la representación teatral y religiosa, sacra, de Dios en la tierra, pero el sentimiento, la vivencia y la experiencia de esa transustanciación ha desaparecido de una sociedad pagana. Ya no hay poetas que imiten el poema que escribió Unamuno al ver, en Medina de Rioseco, la procesión del Mandato:

Era la misma procesión de antaño.
El anciano cree ver que la vio de niño,
y el niño, aún sin darse de ello cuenta,
espera ver la misma cuando llegue a anciano,
si llega… Y no ha pasado más;
ni monarquía , ni dictadura, ni revuelta, ni república.
Pasan los pasos.
Y los llevan los mozos.

En España

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