Menú

Cero en prevención

No creo que pueda ocultarse que la mayor célula yihadista de España estuvo operando durante meses sin ser detectada a pesar de la alerta antiterrorista que padecemos.

No creo que pueda ocultarse que la mayor célula yihadista de España estuvo operando durante meses sin ser detectada a pesar de la alerta antiterrorista que padecemos. Y a pesar de que todos los expertos sabían que más pronto que tarde habría un atentado en nuestro país, donde pese a las detenciones y el trabajo encomiable de las fuerzas de seguridad pervive la amenaza. No se apercibieron Joaquín Forn, el consejero catalán de Interior, ni la Policia autonómica ni mucho menos el Ministerio del Interior, que tiene competencia en todo el Estado.

La CIA habría advertido de que Barcelona era objetivo prioritario con esos eufemismos que se gastan y que el lugar elegido serían las Ramblas. Aconsejados por la Policía Nacional, pusieron alguna protección para impedir los atropellos mortales de la banda Daesh, pero con pocas ganas y menos energía. Y cuando pasaron las Navidades, aunque no había pasado el peligro, la quitaron de forma irresponsable. La alcaldesa Ada Colau lo debe llevar sobre la conciencia.

Tampoco se coscaron los del CNI, es decir los espías, que dependen directamente de la Vicepresidencia del Gobierno, a pesar de que el imán tenía tratos con los que dicen que provocaron el 11-M, viajaba a Bruselas y al barrio de Molenbeek, nido de terroristas, y ofrecía datos de sobra para suponer que podría estar radicalizado y, como el maestro Ciruela, poner escuela. Me parece imposible negar que las Ramblas deberían haber contado con protección estática, como bolardos y macetones, después de lo de Niza para siempre jamás, como otras zonas turísticas y peatonales de toda la nación. Es de traca que él imán salafista no estuviera monitorizado, como dicen en la jerga policial, porque vigilaban a 21 y ninguno era el verdadero. Me gustaría visitar la seccion antiyihadista y ver el departamento de topos de corazón secreto, en vista de los resultados.

La célula era grande, pero basta, roma, torpe. Sus miembros iban dejando por ahí DNI y pasaportes, se reunían de manera sospechosa, fabricaban cinturones con falsos explosivos, aunque hay quien dice que no les echaban cuenta porque creían que eran simples porreros. Jóvenes poco formados, de escasas aficiones, mal aclimatados, que se reúnen en secreto. El perfil del terror.

Preparaban un atentado con bombonas de butano y peróxido de acetona, la madre de Satán, para volar la Sagrada Familia, y lo hacían con total impunidad. Un fallo horroroso de seguridad que todas las instituciones implicadas deberían purgar y por el que deberían ser purgadas. Pero la oposición está en la inopia, el Parlamento de vacaciones y en el Parlament están muy ocupados dándole una medalla a la Policia autonómica

Según la información facilitada, el traficante de drogas hacía viajes a París y al paraíso del yihadismo, tenía capacidad de acción hasta para la fabricación de explosivos y entrenaba al grupo criminal de Ripoll hasta para saltar por los aires con un puñado de hojas del Coran, pero pese a todo se creía que era delincuencia común. La Policía belga avisó a la española, pero aquí lo niegan, y por la falta de antecedentes específicos de terrorismo sale favorecido. Un juez lo deja en la calle.

En las Ramblas, presuntamente uno de sus cachorros conduce la furgoneta de la matanza y se da a la fuga sin mayor problema. Es verdad que a posteriori se ha sabido reaccionar. Enhorabuena, y menos mal, porque el consejero de Interior y la alcaldesa de Barcelona tienen un cero en prevención. Y el ministro Zoido otro suspenso igual de redondo.

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal