
El ascenso a la dignidad de honorable de Quim Torra deja pocas dudas sobre el carácter supremacista, racial y neandertal de la, hasta ahora, Revolució dels Somriures (Revolución de las Sonrisas).
Las calaveras también sonríen. Y es que este chiste, de puro viejo, no tiene puñetera gracia.
Sabino Arana, padre del nacionalismo vasco, se formó en Barcelona, donde quedó impregnado de las doctrinas raciales de Gobineau y Chamberlain.
No hace falta ser un lumbrera para darse cuenta de que Arana y Torra se habrían llevado fenomenal. Nunca había sido más obvia la conexión racista que subyace en ambos nacionalismos, pero ¿cuál de los dos se lleva la palma?
Como cabía esperar, nuestros poetas no se ponen de acuerdo.
Lean, mediten y, si les place, opinen.
PRECIO Y DESPRECIO
por Monsieur de Sans-Foy
El nacionalismo vasco
se ha civilizado mucho.
Por lo menos, es más ducho
en disimular el asco,
para así chupar del frasco.
Ya que la España opresora,
chusma vil de raza mora,
paga parias y gabelas
y tolera corruptelas...
se están quietos... por ahora.
Igual que una institutriz
muy estúpida y muy vieja,
enarcan la altiva ceja
con las cosas de Madriz,
y se tapan la nariz
ante un público tan necio,
pues quien compra a cualquier precio
un apoyo tan mezquino
se merece, por cretino,
que le traten con desprecio.
Dime el síntoma genuino,
dime el que es, por excelencia,
el epítome y la esencia
del mensaje de Sabino:
que desprecia a su vecino.
Si tu estirpe no les mola,
es igual que en la ikastola
te hagan máster y posgrado:
nunca vas a estar curado
de tu mácula española.
EN CATALUÑA, PEOR
por Fray Josepho
Ya sé que son racistas los hijos de Sabino.
Ya sé que son xenófobos, carísimo Mesié.
Ya sé que ser garcía no es ser vasco genuino.
Ya sé de esa arrogancia. Ya sé, ya sé, ya sé…
Ya sé del aldeanismo de nazis con chapela.
Ya sé que es el euskera su santo talismán.
Ya sé que el RH la sangre les congela.
Ya sé. Pero veamos el caso catalán.
La raza en Cataluña resulta ser lo mismo:
el pérez no es autóctono, por tanto es inferior.
Y a eso se le suman los tufos de clasismo:
el amo cataláunico, charnego el servidor.
Porque es que en Cataluña la grey supremacista,
abierta y claramente, posee ya el control.
Los lazos amarillos apuntan en la lista
a todo ciudadano que vaya de español.
Allí no hay un Estado central que les socorra;
por tanto, es muy difícil luchar y resistir.
Y el odio que destila la pluma de Quim Torra…
muy pronto a los pogromos nos puede conducir.
