El papa Francisco ha nombrado arzobispo de Tarragona a un cura separatista radical.
Por fraile, tengo voto de obediencia:
la Iglesia es, ante todo, jerarquía.
Y debo contener mi rebeldía
haciendo la oportuna penitencia.
Pero tampoco puedo, en mi conciencia,
negarme a la verdad, porque es mi guía.
Me sobra un poquitín de altanería
y a veces voy cortito de paciencia.
Si el Papa nombra obispo a un separata,
¿qué puede hacer un fraile? Pues lo acata,
porque Francisco, amigos, es el jefe.
Pero me va a importar una boñiga
que venga el Santo Padre y que me diga
dónde poner la cruz del IRPF.