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Carmelo Jordá

¿Un buen CIS para el PSOE?

No, no es un buen CIS para el PSOE, y hay más partido del que nos habríamos imaginado hace un mes. La cosa se pone realmente interesante.

No, no es un buen CIS para el PSOE, y hay más partido del que nos habríamos imaginado hace un mes. La cosa se pone realmente interesante.
EFE

Anda la parroquia socialista mostrando una euforia notable por el barómetro del CIS, tabla de salvación tras unas semanas de encuestas adversas con un Tezanos en modo superstar que presenta las próximas elecciones del 10-N como lo que le dijeron en su día a Sánchez que iban a ser, un paseo militar, y no como parecía últimamente que realmente van a ser: una batalla a vida o muerte que puede decidirse en el último segundo o, peor aún, ni tan siquiera decidirse.

Prácticamente todo el mundo destaca la cifra imponente de la parte alta de la amplísima horquilla que el señor Tezanos ha servido en bandeja de plata a sus jefes: 150 diputados como 150 soles, sin mayoría, sí, pero más que de sobra para gobernar con la ansiada "geometría variable", es decir, para pactar con quien le dé la gana cuando le dé la gana.

A mí, sin embargo, me parece que hay otros datos mucho más reveladores en este mismo CIS que lo convierten más en una preocupante advertencia que en un motivo para la euforia o incluso la tranquilidad. El primero, por ejemplo, que es una encuesta caducada: no es sólo que el trabajo de campo haya terminado hace 15 días, que en esta época ya sería un retraso importante; es que acabó justo antes de los dos acontecimientos que están marcando –y probablemente van a marcar– las últimas semanas antes de la votación: lo que ha ocurrido y ocurrirá en Cataluña y la exhumación de Franco.

Además, es cierto que la encuesta le da al PSOE la posibilidad de un resultado espectacular; ahora bien, para hacer un análisis correcto es mucho más interesante observar qué tendencias marca en comparación con los sondeos anteriores, y aquí la cosa deja de ser color de rosa para los socialistas: en sólo un mes han perdido dos puntos en intención de voto, es decir, en los datos cocinados; pero es que además se han dejado nada más y nada menos que siete en intención directa de voto, lo que la gente dice espontáneamente cuando se le pregunta a quién va a votar. En esta magnitud, que gracias a los vaivenes metodológicos de Tezanos es la única en la que se puede comparar varios meses, el PSOE se queda por debajo del 20%, cuando se había mantenido por encima del 30% en julio, junio y mayo.

A la luz de estas cifras, parece claro que el PSOE, que lo tenía todo para ganarla, ha acabado perdiendo la famosa batalla del relato sobre quién ha sido el culpable de la nueva convocatoria electoral.

Por último, hay un dato más que me parece relevante, aunque no tenga relación directa con las intenciones de voto expresadas en el propio barómetro: en sólo un mes, el porcentaje de encuestados que consideran que la situación económica es "mala" o "muy mala" ha pasado del 50 al 60,5%, mientras que los que creen que es "buena" o "muy buena" eran el 6,2 y ahora son el 3,5%.

Así, es cierto que los socialistas llegan a los últimos días de la campaña como líderes, pero puede que les quede por delante una tormenta perfecta en la que se junten el rechazo a la repetición electoral, el fracaso ante el separatismo y los disturbios que lo evidencian, una exhumación que parece que ha generado más rechazo que otra cosa y la percepción cada vez más obvia y más extendida de que vamos de cabeza a una crisis económica grave.

No, no es un buen CIS para el PSOE, y hay más partido del que nos habríamos imaginado hace un mes. La cosa se pone realmente interesante.

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