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Amando de Miguel

El confuso debate sobre la eutanasia

La abolición de la pena de muerte fue una gran conquista. ¿No será un retroceso instaurar la eutanasia sin más, por mucho que sea clínica o médica?

Resulta llamativo que la primera decisión legislativa del actual Gobierno (socialista-comunista-separatista) haya sido la malhadada "ley de eutanasia". Con ellos se indica que el Gabinete Sánchez continúa la impronta del de Zapatero. Consiste en imponer la ideología de la siniestra antes que preocuparse por el bienestar de los españoles, oficialmente "ciudadanos".

La voz "eutanasia" es un cultismo forzado con dos palabras griegas que significan "muerte bondadosa". Se trata de una antífrasis intencionada, pues la muerte difícilmente adhiere ese carácter bondadoso, ordenado, positivo. En torno a la muerte abundan las figuras retóricas consoladoras, como "tiro de gracia", "tránsito", "holocausto", "auto de fe", "último suspiro", etc.

Con lo de la eutanasia se quiere decir que se trata de que, en ciertos casos liminares, se provoque sanitariamente la muerte por compasión. Es general el acuerdo de que, dada la situación límite de un enfermo terminal, no proceda un encarnizamiento terapéutico, una "distanasia", esto es, alargar la vida artificialmente. Bien está paliar el sufrimiento desproporcionado de ese enfermo terminal o valetudinario, pero eso no es lo mismo que acelerar su muerte por procedimientos clínicos. Ahí es donde la eutanasia resulta discutible, al convertirse prácticamente en un suicidio asistido.

Hace unos días oí (no escuché) decir a un distinguido periodista que "el suicidio es un delito". Qué barbaridad. Es un imposible metafísico decir que el suicidio es un delito, pues, por definición, no existe un culpable vivo. Lo que sí parece reprobable, moral y penalmente, es cooperar con el suicidio de otra persona. Ahí es donde tropezamos con la frontera de la eutanasia clínica, que ahora va a ser legal.

En su día fue una gran conquista jurídica la abolición de la pena de muerte. ¿No será un retroceso instaurar la eutanasia sin más, por mucho que sea clínica o médica? Por lo menos caben dudas éticas. Por cierto, ante esta cuestión sería bueno, por una vez, dejar libertad de conciencia en la votación del Congreso sobre la mencionada ley de la eutanasia. La oposición a dicho proyecto de ley no debe contentarse con el expediente de que los diputados del PP se opondrán a ella. Mi predicción es que la ley saldrá adelante por aquellos de la aritmética parlamentaria. Si el PP llegara al Gobierno, con mayoría en el Congreso, no propondrá la abolición de la ley de la eutanasia.

Me parece una ingenuidad plantear la eutanasia como una salida para evitar el inmenso sufrimiento de los enfermos terminales. Cabe sospechar que, con la nueva ley, el Fisco se va a ahorrar mucho dinero en pensiones y otras prestaciones sociales. Lo más peliagudo será evitar que, con la franquicia de la eutanasia, los nietos traten de acelerar todo lo posible el fallecimiento de los abuelos y así repartirse bonitamente la herencia. Sin llegar a tal extremo, el verdadero drama del anciano que fenece es llegar hasta ese punto sin compañía.

Todo el mundo está de acuerdo en que la ley de la eutanasia vaya a incluir toda suerte de garantías clínicas para que no se produzcan las tristes consecuencias que digo. La mejor garantía es que el sistema sanitario se esfuerce por asegurar que todos los enfermos reciban la necesaria ayuda clínica, aunque hayan traspasado ampliamente la edad legal de jubilación. Se me dirá que eso es obvio. No diría yo tanto. Conozco el caso de un ochentón, aquejado de cáncer, a quien el hospital le niega hacer una prueba radiológica para determinar si el tumor ha derivado en metástasis. La negativa es tajante: no da ninguna explicación, y eso que la prueba la pide el médico que atiende regularmente al paciente. Cunde la terrible sospecha de que con los vejestorios la sanidad pública no debe derrochar más dinero.

Con independencia de la equidad de la discutida ley de marras, llama la atención un hecho colectivo. La eutanasia se va a aplicar legalmente en el país con la mínima tasa de fecundidad de la Historia. Donosa coincidencia.

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