Pablo Iglesias tiene razón. Cito: "El juicio a Willy Toledo es un sinsentido. Es indignante que haya corruptos que se van de rositas y que a la vez haya gente que pueda acabar en la cárcel por cagarse en Dios". Pero Iglesias tiene un problema. Un poco antes de que defendiese a la libertad de expresión de su colega –el blasfemo, vulgar y soez caricatura de ateo anticlerical y nihilista, como sacado de una parodia de Los endemoniados de Dostoievski–, su colega de gobierno y pareja sentimental, la sin par Irene Montero, ponía una demanda a un poeta aficionado que había tenido la audacia de componer unos versos satíricos sobre la conocida como "cajera de Saturn", "camarada de Vistalegre" y "marquesa de Galapagar".
Este es el primer problema de la libertad de expresión. Que suele ser defendida cuando sopla a nuestro favor pero que no goza de tanto fervor cuando somos sus víctimas propiciatorias. Por ello es necesario que la defensa de la libertad de expresión se realice con independencia de nombres propios y actos concretos. Este es el principio de la neutralidad de la libertad de expresión. Por ejemplo, Iglesias debería haber escrito "El juicio a X es un sinsentido. Es indignante que haya corruptos que se van de rositas y que a la vez haya gente que pueda acabar en la cárcel por Y", siendo X Willy Toledo o el juez que se burló de las méritos profesionales de su esposa, e Y una blasfemia o un poema satírico.
El segundo problema de la libertad de expresión es dónde ponemos los límites de lo que puede ser dicho. El gobierno socialcomunista de Iglesias y Sánchez pretende prohibir la apología del franquismo. Si aplicamos el principio de la neutralidad, esto sería un problema tanto para el PSOE como para Podemos porque no se podría defender por autoritario a Franco pero tampoco a Largo Caballero, que pretendía transformar la II República en un régimen a lo soviético, o todos y cada uno de los héroes intelectuales de Pablo Iglesias, empezando por el héroe homófobo de los grupos LGTBIQA+ de izquierdas.
Pero, ¿en Alemania no está prohibido el nazismo? Pues nosotros igual. En la RFA se prohibieron tanto un partido nazi como un partido comunista (una aplicación del principio de neutralidad). Sin embargo, en 2017 el Tribunal Constitucional se negó a ilegalizar a un partido que entra en conflicto con el orden constitucional porque objetivamente no supone un peligro real para el país. Y esto nos da una pista sobre el "principio de tolerancia de Popper" aplicado a la libertad de expresión: no apoyarse en conceptos tan difusos como "discursos de odio" para imponer censuras, salvo que dicho odio suponga un peligro de violencia cierto e inminente. Puede ser que haya nostálgicos de Franco y Lenin rondando por el cementerio de Mingorrubio y la calle Francisco Villaespesa pero, por el momento, no se ha disparado el consumo en Amazon de hoces y martillos, yugos y flechas.
Llevados por estos dos principios liberales nos alegramos mucho de las absoluciones de Willy Toledo y del émulo de Aristófanes que se atrevió a echarle en cara a Irene Montero lo mismo que Pablo Iglesias había hecho con Ana Botella: trepar por la casta política aprovechándose de su relación sentimental con el macho alfa de su formación política. La revocación de la condena contra el poeta satírico que había osado criticar a la poderosa líder política es un pequeño paso atrás en el pago de la hipoteca de Iglesias y Montero, pero un gran salto hacia adelante para la libertad de expresión, una liberación para la poesía satírica y una clase magistral por parte de los jueces de valores éticos y educación para la ciudadanía.