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Miguel del Pino

Camaleones. Mucho más que camuflaje

Los cambios de coloración no sólo dependen del entorno sino también y sobre todo del estado emocional del ejemplar.

Los cambios de coloración no sólo dependen del entorno sino también y sobre todo del estado emocional del ejemplar.
Ejemplar de camaleón. | Pixabay

Afortunadamente todavía quedan en España, concretamente en algunos enclaves de Andalucía, los últimos reductos del camaleón, un reptil prodigioso conocido como rey del camuflaje; pero nuestros camaleones hacen mucho más que confundirse con el entorno.

La complicada librea del camaleón está formada por una serie de manchas melánicas de formas variadas, pero bajo la epidermis se encuentran localizadas bolsas que contienen diferentes pigmentos con diversos colorantes de las gamas del amarillo y pardo que pueden ser inyectadas hacia el exterior del tegumento multiplicando las posibilidades de cambio de color, y no sólo para camuflarse con el medio.

Porque los cambios de color del camaleón le permiten mejorar sus posibilidades de supervivencia al ser difícil para los predadores localizarlos entre las plantas, pero de su facultad de mutar sus pigmentaciones derivan también importantes adaptaciones a la comunicación con sus congéneres.

Si un camaleón tiene la desgracia de ser capturado por un humano que pretende tenerlo como mascota adoptará una triste librea de color parduzco que en libertad sería característica de las hembras juveniles en fases no reproductoras, o de los machos de segunda categoría social porque un macho fuerte y dominante se muestra de un bello tono verde hierba brillante. El pardo es color de tristeza metabólica; el verde intenso de activo metabolismo y condición alfa.

Pero nuestro registro de la variabilidad de colorido del camaleón no ha hecho más que empezar, porque lo que estamos llamando fondo de armario encierra todavía muchos secretos.

El prestigioso biólogo español Dr. José Antonio Valverde, que estudió durante varios veranos consecutivos la población de camaleones de las inmediaciones de Sanlúcar de Barrameda y Chiclana, distinguió diferentes libreas de las hembras de camaleón que adoptaban en función de la fase del ciclo reproductor en que se encontraran.

Observó Valverde que las solteras en celo tratan de llamar la atención de los machos intensificando su tono verde hasta hacerlo parecido al de los machos dominantes, pero con diferentes diseños de manchas oscuras, mientras las ya apareadas se protegían de la fogosidad de otros galanes prescindiendo de sus galas y adoptando libreas "de respeto".

Cuando la hembra está cargada con el precioso contenido de los huevos fecundados, entre doce y veinte por lo general, advierte de forma espectacular su condición grávida y el valor que representa en este momento para su población; su mensaje a los machos que podemos traducir por un rotundo "dejadme en paz", consiste en un brillante contraste entre el azul cobalto y el oro, algo bellísimo que no podrían imaginar quienes no hayan visto nunca esta maravilla. No se moleste en mantener camaleones en cautividad: entrarán en una situación de estrés y no desarrollarán tan hermosas pautas de coloración.

Si tenemos en cuenta que los cambios de coloración no sólo dependen del entorno sino también y sobre todo del estado emocional del ejemplar, podemos afirmar que los mecanismos hormonales se encuentran directamente conectados con las inyecciones o retracciones de pigmentos en la parte externa de la piel, por lo que se trata de un camuflaje activo, aunque los mensajes no procedan exclusivamente del sistema nervioso, sino de las interacciones entre éste y el endocrino.

También un camaleón es capaz de ponerse negro, y lo hace sobre todo cuando es muy pequeño y se encuentra ante un adulto de buen tamaño que podría confundirlo con una presa y disparar su lengua extensible; no siempre funciona, pero seguramente es el recuerdo del encuentro con un escarabajo intragable lo que inhibe el mecanismo de ataque del superior en tamaño.

Los ojos periscópicos y capaces de girar hacia todos los puntos del entorno por separado son otras de las maravillas evolutivas de las adaptaciones del camaleón, así como su capacidad de asirse a las ramas y permanecer inmóvil hasta que el insecto que va a ser su presa se encuentre a tiro de su lengua. Realmente es un reptil prodigioso pero hay que recordar que sus últimas poblaciones españolas se encuentran en situación de peligro.

Es sorprendente el resultado de las investigaciones sobre las causas de que una especie animal llegue al borde de la extinción: muchas veces se trata de la sobreexplotación por su utilidad, sea ésta cual sea, pero otras, como la que nos ocupa es simplemente el absurdo, en el caso del camaleón por la captura de que ha sido objeto durante años para mantenerlo como triste, mortecina, caduca e inadecuada mascota.

Nunca olvidaré que el ejemplar más grande de la especie española que he llegado a ver durante mis años de filmaciones para televisión española cabalgaba asido al manillar de la bicicleta de una niña por las inmediaciones de Chipiona, allá por los años ochenta.

Se trataba de una vieja hembra e intentamos su liberación por medio de toda clase de alegatos y consejos ecológicos, pero al final fue un donativo de cien pesetas lo que nos permitió devolverla a la libertad. Diremos que faltaba mucho entonces para que la educación ambiental empezara a dar sus frutos en España, pero añadiremos que todavía no es momento de bajar la guardia.

Confiamos en que una buena foto con el móvil o mejor un selfie, sean hoy el único registro del encuentro entre un camaleón y un ser humano en alguno de los últimos reductos ibéricos de la especie. Respetemos todas y cada una de las joyas de la fauna española.

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