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EDITORIAL

La degeneración de RTVE y EFE

Ya no tocan los heroicos y reivindicativos 'viernes negros'. Cuánto farsante inmerecidamente mantenido por un contribuyente también aquí escarnecido.

Que los medios públicos de comunicación están al servicio del Poder es algo que apenas se niega, salvo por los políticos sin escrúpulos y los periodistas con aún menos escrúpulos que viven muy bien a costa de esa corrupción ignominiosa. Sin embargo, como en tantas otras cosas, con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en la Moncloa se está agravando la situación, y aquellos han pasado a convertirse en propagandistas furibundos del Gobierno socialcomunista. Ya no es que estén escorados hacia el Poder: es que son sus alabarderos o, si es necesario, sus matones.

Los ejemplos se han multiplicado en los últimos días, y dos de ellos resultan especialmente reseñables. Así, este jueves la agencia EFE publicó un tuit y un teletipo en los que se hacía eco de la teoría Montero sobre el machismo que, según la ministra intoxicadora, habrían de padecer las mujeres en dependencias judiciales o policiales cuando denuncian una agresión sexual.

Por supuesto, ni EFE ni Montero han aportado un solo dato en su descargo. EFE se ha limitado ha borrar el tuit de la infamia, después de que pudiera leerlo todo el mundo de habla hispana, eso sí. Aunque la manipulación y el sectarismo de EFE son habituales –sobre todo en determinados temas muy caros a la izquierda–, nunca se había visto a la agencia pública comportarse de una manera tan rastrera y servil para salvar la cara a un miembro del Gobierno.

Unos días antes había sido RTVE la que tuiteaba al servicio de Podemos y el PSOE sobre "los aspectos más dañinos de la reforma laboral" del PP, como si fuese la cuenta oficial de uno de esos partidos o uno de esos trols que por fanatismo o dinero empuercan las redes sociales. También hubo borrado posterior. Qué bochorno.

Y mientras todo esto ocurre, los periodignos amorrados al caño del Presupuesto que se las daban de héroes cuando gobernaba el PP, así como sus sindicatos que vetaban con infame impunidad a periodistas o analistas ajenos a su mundo mafioso, ahora callan con un silencio atronador, que los retrata como lo que son: fanáticos que no pretenden informar sino adoctrinar o manipular a la opinión pública.

Los que llegaron al poder prometiendo que RTVE serían un dechado de neutralidad y excelencia periodística no sólo han acabado de hundir su ya muy maltrecho prestigio, sino que están arrastrando también por el fango a la agencia EFE. Pero ya no tocan las protestas periodignas, los heroicos y reivindicativos viernes negros. Cuánto farsante inmerecidamente mantenido por un contribuyente también aquí escarnecido.

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