Los concejales de Ciudadanos han apoyado este jueves una moción de censura en el Ayuntamiento de Murcia que, con el voto necesario de Podemos, ha dado al PSOE la alcaldía de la séptima ciudad más poblada de España. Para esto ha quedado el partido naranja.
Lo más triste del ominoso suicidio de la formación que todavía lidera Inés Arrimadas es que hace bien poco estaba en la primera línea de combate en cuestiones como la denuncia del nacionalismo, la reivindicación del español como lengua común, la despolitización de la Justicia y la defensa del orden constitucional frente al separatismo sedicioso y el proyecto de cambio de régimen del Gobierno social-comunista de PSOE y Podemos, “el peor en el peor momento”, según alertaban con toda la razón.
Se diría que hace un siglo, pero en realidad han pasado menos de dos años en los que Ciudadanos se ha obcecado en degenerar. Evidentemente, su anterior líder, Albert Rivera, cometió errores de bulto, pero nunca llegó a enfangar a Cs en una alianza con PSOE y Podemos. “La banda de Sánchez” y su semejante Pablo Iglesias.
Para su infame traición murciana no pueden poner como excusa la corrupción, sobre todo si se tiene en cuenta el sangrante hecho de que han trabajado para beneficio del partido más corrupto de la historia de España y para el que tiene por referente a uno de los regímenes más corruptos del planeta, el del sanguinario sociópata Nicolás Maduro. Y Neurona en los juzgados...
La corrupción es sólo una vil excusa para un pacto que violenta claramente la voluntad de unos votantes que, en Murcia como en Madrid o Andalucía, dejaron meridianamente claro, al confiar en partidos como PP, Vox y, por supuesto, aquel Ciudadanos, que lo último que querían era que la izquierda se hiciera con el poder. Eso precisamente les prometieron esos partidos, por supuesto también aquel Ciudadanos.
El patético veletazo murciano, así como las intentonas frustradas de Madrid, Castilla y León y la propia Murcia (Gobierno autonómico), da escalofriante cuenta del estado de descomposición de un partido que ha hecho grandes servicios a España en su corta existencia. Pero ahora es pavorosamente evidente que no es de fiar, especialmente en plazas tan importantes como Andalucía. A ver si en el PP toman nota de una vez o prefieren seguir dejándose asaltar.

