Los talleres de género, los cursos
elegetebeí, las igualdades,
cambiar las viejas masculinidades
soltando chochocharlas y discursos.
Al feminismo untar con más recursos,
semáforos con faldas, paridades,
ventajas a según qué identidades
en las oposiciones y concursos.
Usar siempre lenguaje no sexista.
Llamarle periodisto al periodista.
Vestir de rosa al niño en vez de azul.
Decir que el patriarcado es un espanto.
Todo esto y mucho más. Y mientras tanto,
los talibán ya mandan en Kabul.